La cirrosis hepática o cirrosis del hígado es una enfermedad crónica causada por el reemplazo progresivo del tejido normal del hígado por tejido conectivo de tipo fibroso.
Dicha sustitución causa un cambio en la estructura así como la interrupción en el funcionamiento del hígado.
Los principales síntomas de cirrosis del hígado son:
- Ictericia.
- Aumento del tamaño del hígado y del bazo.
- Dolor en la costilla derecha.
La cirrosis hepática es una cicatrización extensa (fibrosis) del hígado causada por una lesión de larga duración.
El daño se debe a una inflamación persistente y continuada en respuesta a una lesión hepática crónica debida a:
- Infección crónica por hepatitis viral.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Una variedad de distintas causas, entre ellas, alteración del tracto biliar.
Una de las características más sorprendente del hígado, es su capacidad para repararse por sí solo.
Sin embargo, para reparar la cirrosis hepática, el hígado utiliza tejido cicatricial, de ahí que su capacidad de funcionamiento se reduzca en la misma medida de la extensión del daño sufrido.
Con el tiempo, a medida que aumentan las cicatrices y disminuye el flujo circulatorio al hígado, las funciones esenciales del hígado se van perdiendo.
En algunos casos, esto puede provocar insuficiencia hepática e incluso la muerte.
La cirrosis hepática además de ser irreversible y crónica también es una grave amenaza para la vida del paciente.
Más de 1 millón personas mueren cada año por cirrosis hepática, incluyendo más de 40.000 personas en los Estados Unidos.
La cirrosis en la actualidad es la 12ª causa principal de muerte en los Estados Unidos, afectando a casi el doble de hombres que a las mujeres.
Cirrosis hepática biliar primaria y cirrosis hepática biliar secundaria
Los médicos distinguen entre forma primaria y secundaria de la enfermedad.
La cirrosis biliar primaria es el resultado de procesos autoinmunes, que conducen primero a colestasis y solo después de mucho tiempo, a la cirrosis.
La forma secundaria de la enfermedad se desarrolla como resultado de la alteración en la salida de la bilis en los grandes conductos biliares.
El proceso de la enfermedad se acompaña de la muerte gradual de las células del hígado, causando una reducción gradual en su tamaño.
La enfermedad se caracteriza por lesiones del tejido hepático reemplazado por tejido fibroso y la muerte de los hepatocitos.
Estos cambios ocurren por exposición a una serie de factores, siendo los principales el abuso de alcohol o enfermedades crónica del hígado, como la hepatitis y el hígado graso.
Si bien la hepatitis A o enfermedad de Botkin puede causar disfunción hepática, según las estadísticas, la hepatitis A causa cirrosis en tan solo el 20% de los casos.
Por lo general, la cirrosis hepática afecta a personas mayores: de 40 a 60 años. Siendo el hombre dos veces más afectado que la mujer.
Entre los niños, la enfermedad es rara.
En medicina es posible encontrar otros nombres, que corresponden a la clasificación actual de la enfermedad en cuestión.
Otros nombres de la cirrosis hepática biliar
Así, los siguientes nombres se asocian a la cirrosis:
- Infecciosa (viral) (hepatitis, infecciones del tracto biliar, enfermedades del hígado de escala parasitaria).
- Tóxica o cirrosis alérgica toxica (alimentos y venenos industriales, medicamentos, alérgenos, alcohol).
- Biliar (primaria, secundaria) (colestasis, colangitis).
- Circulatoria (causada por congestión venosa crónica).
- Metabólica alimentaria (falta de vitaminas, proteínas, cirrosis por acumulación resultante de trastornos metabólicos hereditarios).
- Criptogénica.
Esperanza de vida con cirrosis hepática biliar
La esperanza de vida de un paciente con cirrosis hepática biliar depende de la etapa en la cual la enfermedad es diagnosticada.
A menudo, viven con la enfermedad 20 años o más sin siquiera saber que padecen cirrosis hepática.
Después de la aparición de los primeros síntomas clínicos, la esperanza de vida es aproximadamente unos ocho (8) años.
En promedio, el 50% de los pacientes mueren a los ocho (8) años después de la manifestación de la enfermedad, aunque mucho depende del nivel de la hiperbilirrubinemia.
Sin embargo, es imposible predecir la esperanza de vida de un paciente en particular.
Ello se debe a que en el curso de la enfermedad hay una serie de factores que tienen influencias individuales para cada persona.
Síntomas de cirrosis hepática
Los síntomas se agrupan según la forma primaria y secundaria de la enfermedad.
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Síntomas de cirrosis biliar primaria
La cirrosis biliar primaria se caracteriza por:
- Picazón cutánea no permanente que aparece generalmente durante el reposo nocturno, con factores irritantes adicionales (por ejemplo, después del contacto con productos de lana o de bañarse). la picazón puede durar muchos años.
- Coloración marrón oscuro en la piel, especialmente en el área de los omóplatos, las grandes articulaciones y posteriormente en todo el cuerpo.
- La aparición de xantelasma en los párpados. En la mayoría de los casos, hay varios de ellos: el xantelasma puede aparecer en el pecho, las palmas de las manos, las nalgas, los codos.
- Aumento del volumen del bazo, un síntoma frecuente de la enfermedad.
- El paciente puede comenzar a sentirse perturbado por el dolor en el hipocondrio derecho y en los músculos. A menudo aparece un sabor amargo en la boca y la temperatura corporal aumenta ligeramente.
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Con la progresión de la enfermedad todos los síntomas se amplifican, hay pérdida de apetito, picazón insoportable de la piel.
Las áreas de pigmentación se vuelven ásperas, la piel se hincha y las falanges finales de los dedos se engrosan.
Además, los dolores se amplifican, se observan venas varicosas en el esófago y estómago, además se pueden desarrollar hemorragias internas.
La absorción de vitaminas y nutrientes se complican, aparecen síntomas de hipovitaminosis.
Otros síntomas es el agrandamiento de los ganglios linfáticos, así como distintas alteraciones en el sistema digestivo.
Síntomas de cirrosis biliar secundaria
La forma secundaria de la enfermedad se caracteriza por:
- Aumento del prurito, que, incluso en las etapas iniciales del desarrollo de la enfermedad, causa graves molestias.
- Dolor en el hipocondrio derecho, con aumento en el tamaño del hígado acompañado de dolor con y sin palpación.
- La piel y las membranas mucosas de la cavidad bucal y los ojos se vuelven amarillos, la orina se oscurece y las heces se decoloran.
- La temperatura corporal puede superar los 38 grados centígrados.
- Las complicaciones de la cirrosis hepática vienen mucho antes, en particular, la hipertensión portal y la insuficiencia hepática.
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Causas de la cirrosis hepática
En términos generales, se consideran que las causas más frecuentes de la cirrosis hepática son la enfermedad hepática relacionada con el alcohol, la hepatitis B, la hepatitis C y la enfermedad hepática no alcohólica.
La causa fundamental para el desarrollo de cirrosis hepática es el abuso del alcohol.
El consumo frecuente de bebidas alcohólicas causa que las células del hígado mueran gradualmente, siendo reemplazadas por tejido conectivo/cicatricial y el hígado es incapaz de realizar sus funciones de forma óptima.
Al respecto vale destacar que no importar el tipo de bebida alcohólica que se consuma.
Por otro lado, los investigadores médicos han determinado que la forma primaria de la enfermedad no tiene naturaleza infecciosa.
Por lo tanto, se considera que la principal causa son las alteraciones del sistema inmune y la producción de anticuerpos específicos, agresivos hacia las vías biliares intrahepáticas.
También se reconoce el papel de la predisposición genética a la aparición de la cirrosis biliar primaria.
Así como los posibles efectos y enfermedades como la tiroiditis autoinmune de Hashimoto, la esclerodermia, la artritis reumatoide.
El desarrollo de la forma secundaria de la enfermedad puede causar:
- Colelitiasis.
- Quistes en el conducto biliar.
- Pancreatitis crónica y estrechamiento del conducto biliar.
- Colangite esclerótica o purulenta.
- Anomalías congénitas del tracto biliar.
- Agrandamiento de los ganglios linfáticos y bloqueo de las vías biliares.
Algunas causas menos frecuentes de la cirrosis son obstrucciones en los conductos biliares del hígado y de la vesícula biliar, hepatitis autoinmune y enfermedades hereditarias como la enfermedad de Wilson o la hemocromatosis.
Diagnóstico de la cirrosis hepática biliar
La biopsia de hígado es la forma más precisa de diagnosticar la cirrosis hepática y evaluar adecuadamente la etapa de la enfermedad hepática.
Se pueden usar tanto el análisis de sangre como herramientas de diagnóstico por imágenes.
Entre ellas:
- Ultrasonido.
- Tomografía computarizada.
- Resonancia magnética).
De esa forma se puede monitorizar la progresión de la enfermedad.
La cirrosis puede clasificarse típicamente como compensada o descompensada.
La cirrosis compensada es simplemente un hígado dañado que sigue siendo relativamente funcional, mientras que la cirrosis descompensada sugiere que el hígado no funciona.
Si las complicaciones no pueden controlarse cuando el hígado cesa de funcionar, normalmente se indica un trasplante de órgano.
Alrededor del 5 por ciento de las personas con cirrosis desarrollará carcinoma hepatocelular (HCC), la forma más común de cáncer de hígado.
Tratamiento de la cirrosis hepática biliar
La medida más importante en el tratamiento de la cirrosis hepática es evitar el consumo de alcohol y seguir un estilo de vida saludable.
Muchos casos de cirrosis son manejables durante muchos años antes de que progresen y requieran trasplante.
El manejo de la cirrosis depende en gran medida de la causa y gravedad de la enfermedad, pero debe comenzar tan pronto como se diagnostica.
La cirrosis generalmente no es curable excepto por trasplante de hígado.
Se deben considerar distintos enfoques para reducir la progresión de la cicatrización hepática, incluyendo:
- Evitar el alcohol y los medicamentos que pueden causar lesiones hepáticas.
- Evitar los mariscos crudos, que pueden contener bacterias que podrían causar infecciones graves en personas con enfermedad hepática avanzada.
- El cribado y las vacunas contra la hepatitis A y la hepatitis B, así como la detección de la hepatitis C.
- Tratamiento antiviral para la hepatitis B y la hepatitis C.
- Detección y tratamiento de causas secundarias de cirrosis (como «ursodiol para bloqueos de conductos biliares).
- Evaluación para el trasplante de hígado.
Últimas palabras en torno a la cirrosis hepática
Más de 1 millón personas mueren de cirrosis hepática cada año, sin embargo, la enfermedad sigue siendo difícil de detectar en sus primeras etapas.
Si estás experimentando síntomas de cirrosis hepática o sospechas que estás en riesgo de padecer cirrosis, habla con tu médico.
Recuerda, las causas más comunes de cirrosis incluyen la enfermedad hepática relacionada con el alcohol, hepatitis B, hepatitis C, y la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
El tratamiento de la cirrosis debe comenzar tan pronto como sea diagnosticada.
Espero que si has llegado hasta este punto te haya quedado que es posible prevenir en la mayoría de los casos la cirrosis hepática. 🙂
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