La mayor prueba de ácido que pueden soportar los padres es verse enfrentados ante el dolor de la muerte de una adolescente. Hoy estaba viendo las noticias del Reino Unido y una de las que me causo gran conmoción fue darme cuenta de la triste noticia, como padre que soy y que en un momento determinado me vi con mi hijo a las puertas de la muerte; de la muerte de una joven de escasos 16 años de edad, Chloe Waddell, ocurrida el 6 de Febrero de este año y que salta a la palestra por haberse determinado las causas de su muerte.
Las causas de la muerte se deben a una cardiopatía grave no diagnosticada, ya que tenía un corazón casi el doble del tamaño normal para una niña de su edad, aún así había representado a su país en competiciones deportivas.
Nuevamente nos encontramos en que el camino de una joven de diez y seis años se ve truncado a causa del alcohol, esta vez la doble combinación de un problema serio en corazón, situación que ella ignoraba, y la ingesta de alcohol es la encargada de segar no solo los sueños de una joven si no también los sueños de sus padres y de una nación como deportista de élite.
Ella fue encontrada inconsciente en su cama a la mañana siguiente por su padre después de asistir a una fiesta en la casa de un amigo, las pruebas mostraron que el alcohol en su organismo era casi el doble del límite de alcoholemia cuando se fue de la fiesta. Una combinación del proceso natural de su enfermedad y el consumo de alcohol provocó que tuviera arritmia cardíaca o paro cardíaco, de la que no pudo ser resucitada. sabemos que hay dolores que no pueden ser superados de la noche a la mañana, así que desde aquí mis condolencias para sus padres y que Dios, derrame sobre ellos el bálsamo del consuelo.