Las tasas de complicaciones aumentan con la exposición al humo de segunda mano y/o al de la cocina, luego de una amigdalectomÃa en los niños.
Los niños expuestos al humo de segunda mano del tabaco y/o de las estufas de carbón interiores son mucho más propensos a sufrir complicaciones postoperatorias y niveles excesivos de dolor después de una amigdalectomÃa.
Casi la mitad de la población mundial utiliza combustible sólido incluyendo biomasa (madera, residuos de cosecha y estiércol) o carbón para calentar y cocinar, por costumbre y necesidad las estufas se colocan en el centro de los hogares y a menudo es la única fuente de calor.
Las familias tiendan a congregarse alrededor de ellas y dormir cerca, de tal forma que tanto la convivencia como el reposo se desarrolla en un ambiente tóxico por la generación de gases contaminantes provenientes de dichas estufas, incluido el monóxido de carbono.
Asà mismo los niños son expuestas al monóxido de carbono proveniente del humo de tabaco, con estimaciones cercanas al 40-70% de niños expuestos en todo el mundo.
La exposición al monóxido de carbono se traduce en carboxihemoglobina, que puede provocar complicaciones postoperatorias. Las concentraciones elevadas de carboxihemoglobina también pueden aumentar la sensibilidad al dolor.
Los investigadores, por tanto, probaron la hipótesis principal que los niños con concentraciones de carboxihemoglobina preoperatoria tienen tasas más altas de dolor y complicaciones postoperatorias tras las amigdalectomÃas.
Con una muestra poblacional formada por 100 niños turcos programados para la amigdalectomÃa, fueron divididos en grupos de baja y alta exposición al monóxido de carbono.
El resultado primario fueron complicaciones durante los siete dÃas posteriores a la cirugÃa que incluÃa broncoespasmo, laringoespasmo, tos persistente, disminución del oxÃgeno sanguÃneo, necesidad de reintubación, presión arterial baja, sangrado postoperatorio y reoperación.
El dolor se evaluó con la escala de Wong-Baker y se registró el aumento del uso suplementario del analgésico tramadol luego de transcurridas cuatro horas de la operación.
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Se formaron dos grupos compuestos uno por 36 pacientes con baja exposición a la carboxihemoglobina y el otro con 64 pacientes de alta exposición.
Las familias de los niños con tasas altas informaron del uso intensivo de las estufas interiores de carbón además se reporto que el 54% de los niños con altos niveles estuvieron expuestos al humo de segunda mano, contra el 24% de los niños con bajos niveles de carboxihemoglobina.
Las complicaciones fueron más frecuentes en pacientes con altos niveles de exposición al monóxido de carbono. Las puntuaciones de dolor en la unidad de cuidados postoperatorios y una hora después de la cirugÃa fueron significativamente inferiores en el grupo de baja exposición.
Asimismo, el uso del analgésico tramadol fue menor en el grupo de baja exposiciónen cantidades significativas.
Los autores concluyeron que los niños expuestos al monóxido de carbono ambiental tienen más complicaciones y más dolor después de la anestesia general que los niños menos expuestos.
La investigación fue llevada a cabo por los profesor Daniel Sessler, Cleveland Clinic, Cleveland, Ohio, Estados Unidos y el Dr. Onur Koyuncu, de la Mustafa Kemal University, Hatay, TurquÃa y sus colegas.