Por lo general cuando pensamos en trastornos neurológicos, la enfermedad de Alzheimer y Parkinson, son las condiciones que nos llegan a la mente.
Pero hay muchas otros trastornos neurológicos que afectan el cerebro y su capacidad para controlar el cuerpo.
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Algunas son crónicas, progresivas, incluso de fatales consecuencias para la vida.
En cambio, otras son condiciones manejables que permiten el día a día.
Algunas de ellas pueden aparecer de forma súbita para atacar una vez o varias veces, para posteriormente desaparecer tan misteriosamente, como aparecieron.
los trastornos neurológicos más comunes
1. Epilepsia
También se conoce como trastorno convulsivo.
La epilepsia se diagnostica cuando una persona sufre convulsiones de forma repetida y no tienen otra causa específica, como un accidente cerebrovascular.
Cuando piensas en ataque, probablemente te imaginas movimientos espasmódicos y fuera de control, personas que se derrumban y caen inconscientes.
Tal y como lo representan en las pantallas.
Pero la confusión y desorientación, el mirar sin ver, los balbuceos ininteligibles, la perdida del conocimiento (aunque a veces no es bastante aparente) también son síntomas que muestran cuando una persona esta bajo ataque de uno de los trastornos neurológicos más comunes.
En particular, los niños son propensos a sufrir de crisis de ausencia, en el cual están mirando al espacio, a veces haciendo movimientos repetidos como relamiéndose los labios o un constante parpadeo de sus ojos.
Muchos epilépticos experimentan convulsiones parciales, también llamadas convulsiones focales, que afectan sólo una parte del cerebro.
Estos ataques causan una amplia gama de síntomas físicos y sensoriales.
Síntomas como ver o escuchar cosas que no están ahí, notar olores desagradable o agradables, así como sabores en la boca de forma repentina.
Incluso movimientos incontrolados en un dedo o en una extremidad.
Algunos epilépticos son más propensos a tener ataques durante la noche o en un momento determinado durante el día y suelen tener un patrón.
Es decir, repiten el tipo de ataque que han sufrido en el pasado.
Entre los factores que pueden desencadenar convulsiones, vale la pena mencionar: Estrés, la privación de sueño, alcohol y ciertos alimentos.
La epilepsia refleja ocurre cuando las convulsiones son provocadas por distintas clases de estímulos.
Por ejemplo el parpadeo de las luces, juegos de vídeo o ciertos sonidos repetidos, o incluso tocar puntos específicos en el cuerpo.
2. Convulsiones no epilépticas
Es un común malentendido que sufrir convulsiones necesariamente significa que una persona podrá ser diagnosticada con epilepsia.
Las estadísticas demuestran que no siempre es así.
¿Sabías que el 2 % de los adultos tendrán al menos una convulsión en algún momento durante sus vidas? Y de estos, el 33 % volverá a sufrir otro.
A veces hay una causa conocida, como una fiebre alta.
Pero en muchos casos nunca se determina la causa, en cuyo caso la convulsión es conocida como idiopática.
Las convulsiones son más comunes en la infancia o en la vejez.
En los bebés y niños, las fiebres altas, las deficiencias de vitaminas y minerales, así como los problemas de azúcar en la sangre, son las causas más frecuentes de las convulsiones.
En algunos casos, un bebé o un niño puede sufrir convulsiones repetidamente, posiblemente de una lesión durante el parto o un defecto de nacimiento, pero el problema se resuelve y no llega a convertirse en epilepsia.
Las lesiones cerebrales debidas a traumas en la cabeza, los accidentes cerebrovasculares o un tumor cerebral son causas comunes de convulsiones en adultos.
Los alcohólicos también pueden experimentar convulsiones debido a la abstinencia.
Pero en el 50% de todos los adultos que llegan a tener convulsiones, se desconoce la causa.
3. Migraña
En gran medida uno de los trastornos neurológicos más comunes.
La migraña afecta a una de cada diez personas en el mundo.
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Anteriormente se pensaba que la migraña era una condición vascular, causada por restricciones en el flujo sanguíneo al cerebro, las investigaciones recientes demuestran que la migraña es una afección del sistema nervioso central que causa cambios físicos en el cerebro.
Los dolores de cabeza extremadamente fuertes son la característica más conocida de la migraña.
Sin embargo, las migrañas tienen un espectro de síntomas que implica tanto al cerebro como los nervios en todo el cuerpo.
Algunas personas experimentan auras o alucinaciones visuales extremas.
Otras sienten hormigueo en las manos y los pies, otros caen con debilidad extrema con episodios de náuseas y mareos.
A medida que la migraña progresa, algunas personas pueden llegar a experimentar un tipo de parálisis facial conocida como parálisis de Bell.
El tratamiento para la migraña generalmente busca aumentar el flujo sanguíneo al cerebro.
No obstante, los expertos dicen que la mejor estrategia para la migraña es una gestión cuidadosa de los factores desencadenantes que tienden a que se desarrolle.
Esta gestión va desde la reducción de la cafeína, abstención del consumo de alcohol y ciertos alimentos, hasta mantener un horario regular de sueño y la perdida de peso.
Estudios recientes demuestran que las personas obesas o con problemas serios de sobrepeso son cinco veces más propensas a padecer migraña.
4. Síncope
Empecemos por lo que todos conocemos como síncope: Pérdida repentina temporal del conocimiento o desmayo.
El síncope ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo al cerebro.
Es bastante común, ya que afecta al 3.5 % de los adultos y más del 6 % de las personas mayores de 75.
El paciente puede sentirse débil, mareado o inestable sobre sus pies, o puede caerse sin previo aviso.
Incluso perdida total y repentina de la conciencia.
Algunas personas que experimentan episodios repetidos del síncope empiezan a reconocer las señales de advertencia, o síntomas premonitorios, que pueden incluir palpitaciones, sensación de mareo o náuseas.
Cuando esto sucede, lo mejor es sentarse o acostarse con las piernas levantadas para prevenir desmayos.
El síncope a veces es el primer signo de una condición médica subyacente como enfermedades cardíacas o diabetes.
Algunas personas sufren de síncope como resultado de hipotensión ortostática o postural.
Un tipo de baja presión en la cual la sangre no regresa al cerebro con la suficiente rapidez en la transición de sentado o acostado a levantarse.
Es importante procurar atención médica sobre los desmayos para determinar la raíz del problema.
5. Esclerosis múltiple (EM)
Esclerosis múltiple EM es un desorden autoinmune, en el cual el sistema inmunitario ataca la capa de mielina que protege los nervios.
Debido a dichos ataques se forma tejido cicatricial a lo largo de los nervios, interfiriendo con los impulsos que permiten al cerebro comunicarse con el cuerpo.
A menudo el primer signo de EM es visión borrosa o perdida de la visión en un ojo.
Hormigueo o entumecimiento en la cara, brazos, piernas, pies y manos son otros de los signos precoces comunes.
El entumecimiento puede degenerar en problemas de equilibrio o sensación de debilidad en las piernas y en su estabilidad.
Los estudios sugieren que la EM es causada por una combinación de factores desencadenantes genéticos y ambientales.
El espectro de síntomas, desde leves hasta graves, es amplio.
Es de dos a tres veces más común en las mujeres que en los hombres, y normalmente aparece entre las edades de 20 a 50 años, aunque los niños también pueden desarrollar EM.
Si bien muchas personas piensan que la EM es una enfermedad grave, degenerativa, existen en realidad cuatro tipos diferentes de EM, que siguen cursos diferentes.
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El tipo más común, recaída-remisión, representa el 85 por ciento de las personas con EM.
Se caracteriza por brotes seguidos de períodos de remisión.
Las recaídas suelen empeoran con el tiempo, pero con nuevos medicamentos para controlarlos, muchas personas logran gestionarla de forma idónea en su vejez.
6. Neuropatía
Un síntoma familiar en los pacientes con cáncer que reciben quimioterapia es la neuropatía.
Se caracteriza por hormigueo, entumecimiento, dolor, y pérdida de la sensibilidad como resultado de interferencia o daño en los nervios.
La neuropatía periférica, se puede desarrollar en todo el cuerpo, es un problema común para las personas que sufren diabetes.
Los niveles elevados del azúcar en sangre interfieren con la circulación y los impulsos nerviosos.
La neuropatía periférica también puede desarrollarse después de ciertos tipos de cirugía, así como por herpes.
Puede afectar el sistema nervioso central como resultado de la esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, un derrame cerebral, un tumor cerebral o lesión en la médula espinal.
La neuropatía puede ser temporal y desaparecer cuando se elimina la causa.
Algo que normalmente ocurre cuando los pacientes con cáncer dejan la quimioterapia o después de una recaída de la esclerosis múltiple.
Pero en muchos casos el daño neurológico es permanente.
7. Neuralgia
Cuando un nervio se daña, es posible experimentar dolor nervioso crónico grave, conocido como neuralgia.
Es la forma más severa de la neuropatía.
Ocurre cuando la capa protectora de los nervios, llamada mielina, es eliminada, dejando al nervio expuesto y causando dolor punzante o ardor parecido al shock.
Dos formas de neuralgia que afectan a los nervios en el cuello, cara, garganta y detrás de la cabeza son la neuralgia occipital y trigeminal.
La neuralgia postherpética es el dolor en el ganglio sensitivo del nervio, ocasionado a menudo después de un caso de herpes.
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Sin embargo, la neuralgia puede ocurrir en todo el sistema nervioso central y periférico.
Generalmente como resultado de una condición subyacente como esclerosis múltiple, herpes zóster o diabetes.
En los últimos años, la enfermedad de Lyme se ha convertido en una creciente causa de neuralgia.
Una nueva investigación sugiere que la fibromialgia y síndrome de fatiga crónica también pueden ser ocasionados por daños al sistema nervioso central.
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