El sueño es importante por muchas razones y puede influir en la salud, el bienestar y el funcionamiento cognoscitivo, dijo el autor principal del estudio Christopher A. Magee.
Al ser un área relativamente nueva de investigación, no se puede decir con certeza que el patrón de sueño causa mejoras en la salud y bienestar de los niños de corta edad, dijo Magee, de la Universidad de Wollongong en Australia.
Factores genéticos influyen en la regulación del sueño, pero los resultados sugieren que factores ambientales y sociales, así como las dificultades financieras y domésticas, puedan desempeñar un papel determinante en lograr tener un sueño de calidad.
Los investigadores utilizaron los datos provenientes del Medicare de Australia, de donde tomaron una muestra formada por un grupo cercano a 3.000 niños para rastrear la salud y calidad de vida de los niños entre el nacimiento y los siete años de edad.
Los padres respondieron a preguntas sobre los patrones de sueño de sus hijos.
Preguntas sobre la frecuencia con que sus hijos habían experimentado problemas como dificultad para despertar, tristeza al despertar, problemas sociales, inasistencias a la escuela debido a enfermedades las que fueron significativas para clasificar la calidad de vida del niño.
Clasificación basados en sus patrones de sueño:
- a. Durmientes tipicos: durmieron más como recien nacidos, unas 14 horas y fueron disminuyendo gradualmente las horas de sueño hasta la edad de siete años, cuando tienen un promedio de casi 11 horas por noche, un 40 por ciento de los niños entraron en este grupo.
- b. Poca persistencia: mostraron un descenso similar en horas de sueño con el tiempo, pero siempre con una hora menos sueño que los durmientes típicos. Sólo el 11 por ciento de los niños cayó en este grupo.
- c. Durmientes de corta duración: empezaron como las niños que duermen poco, pero al irse acercando a la edad de cinco o seis años comenzaron a dormir tanto como los durmientes tipicos. Este grupo incluyó al 45 por ciento de los niños.
- d. Durmientes pobres: menos del cuatro por ciento de los niños tenían un patrón de sueño inusual, con capacidad de dormir menos de 10 horas en la infancia, aumentando gradualmente con el tiempo.
Tanto los de corta duración como los pobres durmientes, mostraron una tendencia a tener una menor puntuación en el funcionamiento físico en la escala del nivel de calidad de vida en comparación con el durmiente típico.
Los niños del grupo de poca persistencia también tenían desventaja física, así como menores puntos en el desarrollo emocional y social, según los resultados publicados.
Elsie M. Taveras, directora de gestión de salud pediátrica en el Hospital General de Massachusetts en Boston, trabajó en un estudio similar.
Con un grupo formado por 1.000 niños con edades comprendidas entre los seis meses hasta los siete años, encontró que los niños que por regla general duermen muy poco, tienden a tener más grasa corporal a los siete años que los niños que tienen más horas de sueño.
Los niños que dormian poco a menudo tenían más del doble de propensión a ser obesos que quienes raramente o nunca tuvieron pocas horas de sueño, lo que significa un aumento considerable de riesgo, dijo.
En el estudio de la Dr Taveras, los niños que dormían poco no sólo tenían más grasa, si no que en comparación con los niños que dormía las horas típicas de sueño tenían más grasa abdominal. La grasa abdominal es particularmente peligrosa para las enfermedades cardiometabólicas como la diabetes y enfermedades del corazón.
Teniendo los resultados de su estudio y los resultados del estudio australiano sobre la calidad de vida, la cantidad de horas dormidas por niños de corta edad parece estar ligado a un gran número de problemas en el áreas de salud, dijo, una vez visto el análisis comparativo de ambos estudios.
Según las recomendaciones los niños de corta edad necesitan más de 12 horas de sueño por día, los niños con cuatro años de edad deben dormir entre 10 y 11 horas y para los de siete años lo recomendable es dormir 10 horas, según la Dr Taveras.
Para muchos niños, dormir bien podría significar tener un horario regular para acostarse, limitar el ruido doméstico y eliminar la televisión así como los juegos electrónicos de la habitación, en palabras del investgador Christopher A. Magee, algunos problemas del sueño como la apnea del sueño o insomnio primario pueden llegar a necesitar tratamiento especializado.
Si un niño tiene problemas persistentes para dormir y está impactando en forma negativa en sus actividades diarias normales, entonces es hora de acudir al médico general en busca de ayuda.
Conclusiones
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Los resultados proporcionan una visión novedosa de la naturaleza del sueño infantil y las implicaciones de diferentes patrones de sueño de calidad de vida relacionada con la salud.
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Los hallazgos podrían permitir el desarrollo de intervenciones efectivas para promover patrones de sueño saludables en los niños.
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La reducción de horas de sueño desde la infancia a la edad escolar se asocia con una mayor adiposidad en términos generales.
Inculcar horarios regulares para dormir, así como una atmósfera ideal y evitar que se enteren, en la medida de lo posible, de los problemas que nos aquejan a los adultos, son acciones vitales para promover un sueño saludable en la niñez.
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…Tu salud es lo más importante
Jacobo