Los seres humanos no seriamos tan exitosos — de hecho, no habríamos sobrevivido — sin cohesión social.
Vivir en compañía de otros seres humanos requiere por parte de todos adherirse al acuerdo sobre normas sociales y morales.
Por ejemplo, no tirarse pedos en público, no golpear a la gente en la nariz.
Cuando violamos una norma, necesitamos una forma que nos haga retroceder hacia un comportamiento adecuado.
El sentimiento de vergüenza, humillación o culpa nos hacen recuperar la conciencia sobre nuestro comportamiento aberrante.
En primer lugar, nos hacen sentir miserables, hasta el extremo de sentirnos completamente inservible después de un despido, una característica de la humillación.
La vergüenza, por el contrario, no mancha tan ampliamente. Cuando te estrellas en tu bicicleta y te fracturas la mano, es como si hubieras hecho algo muy estúpido y todos te miraran.
No te sientes degradado, pero definitivamente te sientes tonto por un error tan infantil como caerte de la bicicleta, fractura de mano incluida.
Después de emitir un comentario insensible, prometes nunca más volver a cometer el mismo error otra vez.
La experiencia y la anticipación del futuro dolor psíquico actúan como un elemento disuasivo para el comportamiento tonto o hiriente.
El malestar de la humillación y especialmente de la vergüenza, obliga a un análisis introspectivo para examinar las causas que te llevaron a ese estado y lo que debes solucionar.
Las personas pueden aprender de sus errores sólo cuando reconocen que algo salió mal.
Reacción ante la vergüenza
Las emociones también motivan a hacer las paces!
Cuando sentimos vergüenza, culpa o humillación, intentamos reparar el daño, ya sea por salvar las apariencias o por ofrecer ayuda a los demás.
Serás más generosos y cooperativos, incluso con los extraños, demuestran las investigaciones.
Los delincuentes que sienten culpa tienen menos probabilidades de acabar en la cárcel.
Los pacientes que sienten vergüenza durante la visita al médico mejoran su comportamiento de salud.
Los esposos cuando hacen algo malo compran flores.:)
Involuntariamente, te sonrojas cuando te sientes avergonzado.
Después de un paso en falso, expresar vergüenza o culpa hace que la gente te aprecie más.
Lo vemos como más ético, empatizamos más hasta el extremo de ser más cooperantes.
Permanecer indiferente o mostrar que no entiendes que rompiste una norma o que no te importa, no te van a llevar a ganar un concurso de popularidad.
El rubor con vergüenza actúa como una disculpa no verbal, reduciendo la probabilidad de un juicio severo, incluso hasta de ser agredido.
Es un regalo difícil de falsificar, exclusiva de los humanos, que se desarrolló para transmitir en esencia nuestro buen carácter.
Pero no es necesario hacer algo malo para sentir vergüenza.
Emerge cuando estamos coqueteando con un flechazo o en encuentro con un ídolo del rock o simplemente por recibir un feliz cumpleaños.
La atención que recibimos puede provocar la falta de un guión social por el rubor con el fin de invitar a un juicio generoso a los demás o señal de falta de amenaza.
La vergüenza por sentirse avergonzado es mayor, el rubor que se alimenta de sí mismo, pero estas emociones nos permiten vivir al lado de otros seres humanos
Sin ellas no podríamos confiar en los demás, o en nosotros mismos.
El miedo y la ansiedad
El miedo es nuestro defensor, una respuesta adecuada a las señales de amenaza, sensibilización y preparación del cuerpo para escapar del peligro.
Ocasionalmente la persona abrumada por el miedo, se vuelve frenética o se paraliza.
Pero por lo general, el miedo produce un ensanchamiento de los ojos y de las fosas nasales, agudamente sintonizadas para recabar información sensorial.
No es de extrañar que las personas en un estudio optaran por escuchar música tenebrosa al jugar vídeo-juegos en el cual tenían que evitar enemigos extraterrestres.
El miedo estimula imágenes vívidas de lo que está a punto de salir mal y cómo salir de la situación.
¿Huir? ¿Luchar? ¿Fingir la muerte? El sentido de seguridad desaparece, el corazón se acelera, los sentidos se estimulan.
Todo lo que no tiene relación con la seguridad se desvanece!
Mientras que la respuesta al miedo es automática, se origina en el cerebro y se ha conservado en las especies a lo largo de la evolución, aprendemos muchos temores específicos.
Por ejemplo, los niños deben aprender, a no jugar con la plancha eléctrica.
No todas las amenazas son mortales, algunas simplemente dañan la reputación.
Los temores a las repercusiones sociales son necesarias, por eso estamos tan preocupados con la moral, los buenos modales y costumbres.
No queremos que el jefe en el trabajo se enfade o hacer el ridículo. Si nunca has soñado con ir a la escuela desnudo, no estarías hablando de la condición humana.
Sin miedo, nos convertimos en riesgos potenciales.
Hay algunas situaciones que, por sí mismas, embotan nuestra capacidad para evaluar el riesgo (intoxicandonos), estar en una posición de poder, la adolescencia misma.
Asumir riesgos innecesarios pueden llevarnos desde tener relaciones sexuales sin protección hasta el colapso económico.
A veces no tememos cosas, como el cambio climático, porque los resultados no son lo suficientemente concretos.
Cuando tenemos miedo, pero no podemos responder directamente a la amenaza o posiblemente incluso identificarlo, el miedo se convierte en ansiedad.
Al estimular la recopilación de información, la ansiedad realmente mejora el rendimiento de las personas altamente inteligentes (que tienen el poder para procesarlo), ya sea en el trabajo o en la escuela.
Hace que las personas sean más enérgicas y vigilantes.
Los investigadores creen que la ansiedad no sólo preserva la vida, sino que es esencial en todo tipo de situaciones que requieren precaución y autodisciplina.
La ansiedad acerca de cómo estamos viviendo nuestras vidas puede identificar las formas en las que no estamos siendo fieles a nosotros mismos, formas en que nuestras acciones no se alinean con nuestros valores más profundos.
La ansiedad puede servir a un propósito correctivo, nos permite recuperar nuestro yo autentico.
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Pero una vez recuperado ese yo autentico, la ansiedad debe desaparecer, si la ansiedad persiste, podemos caer en un cuadro de ansiedad crónica.
Ahí es cuando la ansiedad pasa de ser una emoción positiva a ser una amenaza para la propia salud.
Demuéstrame que estas vivo!!! comentario abajo y dejame saber tu criterio.
Lo más importante…Tu salud!