Antes de comenzar el recorrido, quisiera aprovechar para recordarte que este viaje comienza en:
Los trastornos causados por un sistema digestivo enfermo
2. Sistema digestivo enfermo: La conexión con el estrés
¿Cuantos cerebros tenemos?
Nuestros propios estómagos pueden ser un oscuro misterio para la mayoría de las personas.
Afortunadamente las investigaciones más recientes están revelando la manera sorprendente en que nuestras entrañas ejercen control no solo sobre nuestro apetito, si no también sobre el estado de animo.
Y por descontado en nuestras emociones.
Podríamos hablar entonces de la existencia de un segundo cerebro, ubicado en el intestino.
Una comprensión más profunda de esta masa de tejido nervioso, llena de importantes neurotransmisores, revela que hace mucho más que simplemente manejar la digestión.
Aún y con todo lo que el proceso implica.
El pequeño cerebro en las entrañas, en conexión con el grande en el cráneo, determina en parte nuestro estado mental y juega un papel clave en determinadas enfermedades de todo el cuerpo.
Incrustado en la pared del intestino, el sistema nervioso entérico (ENS) es de sobra conocido por su papel en el control de la digestión.
Pero también juega un papel importante en nuestro bienestar físico y mental.
Puede trabajar tanto de forma independiente como de forma conjunta con el cerebro.
Pensamientos intestinales
Aun y cuando no somos conscientes de los pensamientos intestinales, el ENS ayuda a detectar las amenazas ambientales e influir en la respuesta.
Mucha de la información que el intestino envía al cerebro afecta el bienestar, sin llegar a tener conciencia plena de dicha situación.
Si nos fijamos en el interior del cuerpo humano, no se puede dejar de notar el cerebro y las ramificaciones de las células nerviosas que se desarrollan a lo largo de la médula espinal.
El sistema nervioso entérico es una red ampliamente distribuida de neuronas a lo largo de dos capas de tejido intestinal, es mucho menos evidente, razón por la que no fue descubierto hasta la segunda mitad del siglo XIX.
Es parte del sistema nervioso autónomo, cuya red de nervios periféricos controlan las funciones viscerales.
La digestión es un proceso sumamente complejo, motivo por el cual tiene una red de nervios dedicada a supervisarlo.
El sistema nervioso entérico es clave para controlar la digestión
Así como controla el proceso mecánico de la mezcla de los alimentos en el estómago y la coordinación de las contracciones musculares para moverlo a través del intestino, el ENS también mantiene el medio ambiente bioquímico dentro de las diferentes secciones del intestino.
Manteniendo tanto la composición del pH como la química correcta necesaria para que las enzimas digestivas efectúen su trabajo de forma eficiente.
Pero hay otra razón por la que el sistema nervioso enterico ENS necesita tantas neuronas.
Comer no esta exento de peligros.
Al igual que la piel, el intestino debe eliminar invasores potencialmente peligrosos, tales como bacterias y virus, del interior del cuerpo.
Si un patógeno logrará cruzar el revestimiento del intestino, las células inmunes en la pared del intestino secretarían sustancias inflamatorias, incluyendo histamina, que serían detectados de forma inmediata por las neuronas del ENS.
El cerebro intestinal entonces o bien provocaría una respuesta en forma de diarrea o bien alertaría al cerebro principal, el que podría indicar vómitos, diarrea o ambos.
El estrés y los trastornos gastrointestinales funcionales
Los síntomas relacionados con el estrés en el tracto gastrointestinal varían mucho de un paciente a otro y el tratamiento puede variar también.
Por ejemplo, una persona que padece de la enfermedad de reflujo gástro esofágico, ERGE o GERD, podría describir un sensación leve ocasionalmente de ardor en el pecho, mientras que otro se quejaría de un insoportable malestar noche tras noche.
Como la severidad de los síntomas varía, así varían las terapias, medicamentos, estrategias de autoayuda o incluso cirugías usadas para aliviar los problemas de reflujo gástrico.
Pero es indudable la conexión que existe entre el cerebro y el intestino, prueba de ellos son las placas características que se encuentran en el cerebro de las personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer y también están presentes en las neuronas de sus intestinos.
Relacionado: 25 señales y síntomas de la enfermedad de Alzheimer
Las personas con autismo son propensas a tener problemas gastrointestinales, que se cree que son causados por la misma mutación genética que afecta a las neuronas en el cerebro.
Muchos pacientes tienen síntomas leves que responden rápidamente a los cambios en la dieta o medicamentos.
Si los síntomas no mejoran, el médico puede profundizar en su historial médico y realizar algunas pruebas diagnósticas para descartar una anomalía física, infección o cáncer.
Para algunas personas, los síntomas mejoran en cuanto un diagnóstico serio ha sido descartado (otro ejemplo de como el estrés emocional afecta al intestino!) o viceversa.
El médico también puede recomendar medicamentos específicos para los síntoma, pero con síntomas más severos a veces estos tratamientos no son suficientes, así la probabilidad de que un paciente esté experimentando una especie de angustia psicológica aumenta de forma notoria.
A menudo, los pacientes con síntomas que van de moderados a severos, especialmente aquellos cuyos síntomas surgen de circunstancias estresantes, esperan beneficiarse de tratamientos psicológicos tales como la terapia cognitiva conductual, técnicas de relajación y la hipnosis.
Aunque algunos pacientes son reacios a aceptar el papel de los factores psicosociales en su enfermedad. Pero es importante saber que las emociones causan respuestas reales, químicas y físicas en el cuerpo que pueden resultar en dolor e incomodidad, por ejemplo, la ansiedad a menudo causa náuseas y diarrea, en cambio la depresión puede afectar el apetito.
Los tratamientos de reducción de la terapia del comportamiento y del estrés no reducen el dolor o mejoran los síntomas de la manera directa en que actúa la droga. Por el contrario, el objetivo es reducir la ansiedad, estimular comportamientos saludables y ayudar a los pacientes a sobrellevar el dolor y el malestar de su condición.
Tratar el cuerpo entero de forma integral
La gran aceptación por parte de las masas de las terapias naturales, ha modificado hasta cierto punto el criterio de muchos médicos que están tratando de impulsar un cambio en relación a la metodología del tratamiento de las enfermedades.
En la actualidad y bajo el influjo de la aceptación popular, se esta comenzando a aceptar un tipo de medicina integradora que combina lo mejor de ambas corrientes filosóficas de la medicina.
La idea es simple, (no necesariamente fácil): Integrar lo mejor de la medicina convencional, el uso de medicamentos y la cirugía, con lo mejor de la medicina alternativa y las terapias naturales.
Todo dentro de un plan más amplio de tratamiento individualizado para cada persona.
De esta manera, se presta atención a cómo los diferentes enfoques y terapias pueden trabajar de forma simultánea y sinérgica para la curación del paciente.
En el enfoque de la medicina integral, además de un diagnóstico adecuado y posible tratamiento con terapias convencionales, también se examina el papel de la nutrición, el estrés, el medio ambiente y los factores psicológicos.
Se eligen las terapias naturales apropiadas tomando en consideración al paciente, sin obviar que pueden ser recetados algunos fármacos. Para algunos pacientes el tratamiento puede implicar el uso de terapias naturales eficaces en lugar de los medicamentos y cirugía.
Para otros, el tratamiento puede consistir en una combinación de terapias y técnicas naturales en conjunto con el asesoramiento de estilo de vida como un complemento a las drogas y cirugía.
Este tipo de medicina lo que busca es estimular y movilizar la capacidad de auto curación de cada persona.
Es un enfoque individualizado que trata a la persona entera, que busca encontrar y tratar las causas subyacentes que pueden estar presentes, tales como la dieta, la actitud, el estrés, el ejercicio u otros factores posibles.
El tratamiento de cada paciente es individualizado ya que no hay dos pacientes iguales, a pesar que puedan estar sufriendo de la misma enfermedad y presentar los mismos síntomas.
d. La digestión de los pensamientos
Hasta este momento, hemos visto todo el proceso mecánico de la digestión y como los alimentos sin digerir son capaces de provocar toda una serie de problemas que alteran el estado de salud personal.
Así se puede comprender la importancia de una buena digestión, de la misma forma hemos visto como el estrés afecta al proceso digestivo causando una serie de problemas físicos.
Todo lo anterior nos permite comprender la intima relación que existe entre los pensamientos y el proceso digestivo. Sin embargo, se ignora que de la misma forma como digerimos los alimentos, también hay que digerir los pensamientos.
Las personas retenemos pensamientos, cuya influencia decisiva en cada acto de nuestras vidas se manifiesta en determinado momento y circunstancia.
De ahí la necesidad de entender que esos pensamientos sin digerir son capaces no solo de agriar el carácter, si no que también pueden provocar una contrapartida física a nivel intestinal.
Causando alteraciones en dicho órgano, cuyas peculiaridades son las de almacenar tanto alimentos no digeridos como problemas emocionales sin resolver.
Todos los pensamientos negativos retenidos por el intestino cuando explotan, debido a que han alcanzado un nivel máximo de concentración, dañan la salud, por lo tanto es importante resolver esos pensamientos negativos antes de que su concentración llegue a un nivel que pueda causar daño.
Hasta aquí llegamos en esta parte del viaje, espero que te este resultando, si no entretenida, al menos informativa.
Te invito para que continuemos el viaje en: La conexión con el estrés
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Lo más importante…Tu salud!
Jacobo