El cáncer es el crecimiento anormal de células en el cuerpo. El cáncer de vejiga típicamente comienza en el revestimiento interno de la vejiga, el órgano que almacena la orina después de haber pasado por los riñones.
¿Qué es el cáncer de vejiga?
La mayoría de los cánceres de vejiga se detectan a tiempo, de tal modo que los tratamientos son sumamente exitosos, además la enfermedad no se ha extendido más allá de la vejiga.
Pero el cáncer de vejiga tiende a reaparecer, así que los chequeos regulares son importantes.
Sangre en la orina
La sangre en la orina puede ser un signo de cáncer de vejiga, ya sea visible para el ojo o detectada por pruebas de rutina.
La orina puede parecer más oscura de lo habitual, de color marrón, o (raramente) de color rojo brillante.
Por lo general, la sangre en la orina no se debe a problemas de cáncer, sino por otras causas.
Estos incluyen ejercicio, trauma, infecciones, trastornos renales o sangre en los riñones y medicamentos, como anticoagulantes.
Cambios en la vejiga
Algunos síntomas de la vejiga lo más probable es que provengan de condiciones distintas al cáncer. Pero el cáncer de vejiga a veces puede causar cambios en los hábitos de la vejiga, entre ellas:
- Deseos de orinar, con escasos o sin poder orinar
- Tener que ir más a menudo de lo habitual
Factores de riesgo para el cáncer de vejiga
Los siguientes son algunos de los principales factores de riesgo:
Fumar
Aunque las causas exactas del cáncer de vejiga se desconocen, el tabaquismo es el principal factor de riesgo.
Los fumadores tienen cuatro veces más probabilidades de contraer cáncer de vejiga que las personas que nunca han fumado.
Los productos químicos en el humo del tabaco son trasladados desde los pulmones hasta la sangre, luego se filtran en la orina desde los riñones, concentrando en la vejiga productos químicos nocivos, causando daños a las células que pueden dar lugar a la formación del cáncer.
Exposición a sustancias químicas
Las investigaciones sugieren que determinados puestos de trabajo pueden aumentar el riesgo de cáncer de vejiga.
Los trabajadores del metal, mecánicos, y peluqueros están entre los que pueden estar expuestos a productos químicos que causan cáncer.
Si trabajas con tintes, o en la fabricación de caucho, textiles, cuero, o pinturas, asegúrate de seguir los procedimientos de seguridad para reducir el contacto con productos químicos peligrosos.
Fumar aumenta aún más el riesgo de exposición a sustancias químicas.
Otros factores de riesgo
Cualquier persona puede contraer cáncer de vejiga, pero estos factores lo ponen en mayor riesgo:
- Sexo: Los hombres tienen tres veces más probabilidades de contraer dicho cáncer.
- Edad: Nueve de cada 10 casos se producen pasados los 55 años de edad.
- Raza: Los blancos tienen el doble de riesgo que los afroamericanos, por ejemplo.
Otros factores en juego incluyen el historial familiar de cáncer de vejiga, tratamiento anterior de otros tipos de cáncer, ciertos defectos congénitos de la vejiga, y la irritación crónica de la vejiga.
Diagnóstico del cáncer de vejiga
Para el diagnostico se utilizan tanto pruebas como métodos avanzados de imágenes:
Pruebas
No hay ninguna prueba de rutina para este tipo de cáncer.
Pero si tienes riesgo elevado o si tienes síntomas, lo primero que el médico puede ordenar será una prueba de orina.
Si es necesario, un procedimiento llamado cistoscopia permite al médico ver el interior de la vejiga con un tubo delgado e iluminado, provisto de una cámara en el extremo.
El cistoscopio puede ser utilizado para extraer pequeñas muestras de tejido (biopsia) para ser examinadas bajo el microscopio.
Una biopsia es la mejor manera de diagnosticar el cáncer.
Proyección de imagen
Si encuentran cáncer, las pruebas de imagen pueden mostrar si ha diseminado más allá de la vejiga.
Un pielograma intravenoso utiliza tinte para delinear los riñones, vejiga y uréteres, los conductos que llevan la orina hasta la vejiga.Exploraciones bien por tomografia o por resonancia magnética dan imágenes más detalladas de dichos órganos y pueden mostrar los nodos linfáticos cercanos.
Un ultrasonido usa ondas sonoras, en lugar de radiación, para producir imágenes.
Además se podrían usar pruebas adicionales de imágenes para buscar cáncer en los pulmones y en los huesos.
Tipos de cáncer de vejiga
Los principales tipos de cáncer de vejiga se nombran a partir del tipo de células que se convierten en cancerosas.
El más común es el carcinoma de células transicionales, que comienza en las células que recubren el interior de la vejiga.
El carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma son mucho menos comunes.
Etapas o fases del cáncer de vejiga
- Etapa 0: El cáncer permanece en el revestimiento interior.
- Etapa I: El cáncer se ha propagado a la pared de la vejiga.
- Fase o etapa II: El cáncer ha alcanzado el músculo de la pared de la vejiga.
- Etapa III: El cáncer se ha diseminado al tejido graso que rodea la vejiga.
- Etapa IV: El cáncer se ha extendido a la pared pélvica o abdominal, los ganglios linfáticos o sitios distantes como los huesos, el hígado o los pulmones.
Tratamiento del cáncer de vejiga
El tratamiento se basa principalmente en:
Cirugía
Cirugía transuretral se realiza con mayor frecuencia para los cánceres en etapas precoces.
Si el cáncer ha invadido más de la vejiga, lo más probable es que realicen bien una cistectomía parcial, la eliminación de una parte de la vejiga, o una cistectomía radical, para eliminar toda la vejiga.
En los hombres, también pueden remover la próstata y la uretra.
En las mujeres, el útero, las trompas de Falopio, los ovarios y parte de la vagina también pueden ser removidos.
Después de la cirugía
Si se elimino toda la vejiga, el cirujano construirá otro medio para almacenar y orinar.
Un trozo de intestino puede ser usado para crear un tubo que permite que la orina fluya dentro de una bolsa de urostomía externa.
En algunos casos, se puede construir un depósito interno, drenado a través de un catéter.
Procedimientos quirúrgicos más nuevos ofrecen la posibilidad de una micción normal a través de la creación de una vejiga artificial.
Quimioterapia
La quimioterapia consiste en medicamentos diseñados para eliminar células cancerosas.
Estos medicamentos se pueden administrar antes de la cirugía para reducir tumores, haciéndolos más fáciles de eliminar.
También se usa para destruir las células cancerosas después de la cirugía y para reducir las posibilidades de que el cáncer regrese.
La caída del cabello, náuseas, pérdida de apetito y fatiga son efectos secundarios comunes.
Los medicamentos se pueden administrar por vía intravenosa o directamente en la vejiga.
Inmunoterapia
Este tipo de tratamiento se aplica directamente en la vejiga, por lo que no trata el cáncer cuando se ha propagado más allá de ella.
Un tratamiento, la terapia de Bacillus Calmette-Guerin, proporciona bacterias benéficas a través de un catéter, activando el sistema inmunológico para atacar el cáncer.
Síntomas parecidos a la gripe son efectos secundarios comunes del tratamiento, que se aplica una vez por semana.
La inmunoterapia puede ser utilizado después de la cirugía para reducir el riesgo de recurrencia.
Radiación
La radioterapia utiliza, rayos invisibles de potente energía, como los rayos X, para destruir las células cancerosas y reducir los tumores.
Por lo general se aplica desde fuera del cuerpo por una máquina.
La radiación se utiliza a menudo en combinación con otros tratamientos, como la quimioterapia y la cirugía.
Para las personas que no pueden someterse a una cirugía, puede ser el tratamiento principal.
Los efectos secundarios pueden incluir náusea, fatiga, irritación de la piel, diarrea, y dolor al orinar.
Enfoques complementarios
En la actualidad, no hay tratamientos complementarios conocidos para tratar o prevenir el cáncer de vejiga, pero existen investigaciones en curso.
Los estudios están enfocados en si los extractos de té verde o los brotes de brócoli pueden ayudar en el tratamiento de las personas con cáncer de vejiga.
Tasas de supervivencia al cáncer de vejiga
Las tasas de supervivencia están estrechamente vinculados a la etapa al momento del diagnóstico.
Aproximadamente la mitad de los cánceres de vejiga son detectados cuando la enfermedad se limita al revestimiento interno de la vejiga.
Casi el 100% de estas personas vivirá al menos cinco años, en comparación con las personas sin cáncer.
Mientras más avanzado esta el cáncer, más se reducen estas cifras. Pero hay que tener en cuenta que estos datos se basan en personas diagnosticadas entre 1988 y 2001.
Los tratamientos y perspectivas puede ser mejor para los cánceres diagnosticados en la actualidad. Y el caso de cada persona es diferente.
Sexo después del tratamiento del cáncer de vejiga
La cirugía puede dañar los nervios sensibles, haciendo que las relaciones sexuales sean más difíciles.
Algunos hombres pueden tener problemas para lograr la erección, aunque en pacientes más jóvenes, esto a menudo mejora con el tiempo.
Cuando se quita la glándula de la próstata y las vesículas seminales, ya no se puede producir semen.
Las mujeres también pueden tener problemas con el orgasmo, y pueden encontrar el sexo menos cómodo. Asegúrate de discutir las opciones de tratamiento con el médico.
Viviendo con cáncer de vejiga
El cáncer es una experiencia que cambia la vida!
Y aunque no hay manera segura de prevenir la recurrencia, si puedes tomar medidas para sentirte y mantenerte saludable.
Comer muchas frutas, verduras, granos enteros, y reducir el consumo de carne magra a porciones módestas es un gran comienzo.
Si fumas, es innecesario decirte que lo dejes, ya que debe ser una prioridad dejar de fumar.
Limita el consumo de alcohol a una o dos bebidas al día, si bebes. Ejercicio y chequeos regulares diarios también apoyarán tu salud y darán la paz a tu mente.
Tratamientos nuevos y experimentales
Varios tratamientos nuevos pueden resultar útiles en el tratamiento del cáncer de vejiga.
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La terapia fotodinámica, que se utiliza en los cánceres en fase inicial, utiliza una luz láser para activar un producto químico que elimina las células cancerosas. Algunas terapias génicas utilizan virus de laboratorio, creadas para combatir el cáncer.
Y terapias dirigidas tienen como objetivo controlar el crecimiento de las células cancerosas.
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