En esta entrada veremos las opciones en cuanto a la dieta y el estilo de vida de paciente enfermos de colitis ulcerosa y llegamos al final de la serie sobre la enfermedad inflamatoria intestinal.
Por si deseas ponerte al día, aquí tienes los enlaces a los artículos anteriores:
Primera parte: Una visión general Sobre Las Enfermedades Inflamatorias Intestinales
Segunda parte: Enfermedades inflamatorias Crohn y colitis ulcerosa
Tercera parte: Opciones de Tratamientos Convencionales Para las Enfermedades Inflamatorias Intestinales
Cuarta parte: La dieta y estilo de vida en pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales
Colitis ulcerosa
Bacterias reductoras de sulfato (SRB) han sido implicados en el desarrollo de la colitis ulcerosa a través de los efectos nocivos del sulfuro de hidrógeno, un producto de desecho de la respiración.
El sulfuro de hidrógeno es tóxico para las células de revestimiento de colon, y está asociado con la colitis ulcerosa.
Puede, en particular, interferir con el metabolismo del butirato, un nutriente crucial para las células del colon, producido por bacterias beneficiosas.
Además, una mayor exposición a la contaminación atmosférica de dióxido de azufre se asoció con tasas más elevadas de colitis ulcerosa en un estudio.
La colitis ulcerosa también se ha relacionado con un mayor consumo de alimentos que contienen azufre.
Eliminar alimentos ricos en aminoácidos que contengan azufre (tales como leche, huevos Y queso ) se asocia con mejoría en personas que padecen de colitis ulcerosa.
Las verduras de la familia crucíferas también son ricas en azufre.
La inflamación intestinal impide absorber los alimentos adecuadamente.
Por lo tanto, las personas con EII son propensas a la desnutrición y deficiencias nutricionales.
Probióticos y su efecto sobre la colitis ulcerosa
La variación en la población de microorganismos dentro del tracto digestivo es capaz de alterar la función de las células inmunes local y sistemáticamente.
Estudios describen un nuevo organismo probiótico que puede producir directamente la interleucina-10 (IL-10), una citoquina antiinflamatoria que promueve la tolerancia inmunitaria.
Por otra parte, el consumo de bacterias probióticas puede romper los efectos de las bacterias patógenas a través de diversos mecanismos.
Entre ellos, la competencia por la unión con los receptores epiteliales y fortaleciendo la barrera intestinal.
Algunos probióticos también producen butirato – un ácido graso de cadena corta importante para la salud de las células dentro de la pared del colon (abajo más información)
Los ensayos clínicos del uso de probióticos en las poblaciones afectadas por EII han indicado efectos benéficos.
La duración de los ensayos y los organismos empleados han variado, pero por lo general los resultados positivos se han mantenido.
Distintos microorganismos demuestran su poder benéfico
Un ensayo del 2011 utilizando un probiótico ( Bifidobacterium breve ), así como un prebiótico ( galacto-oligosacárido ) demostró una marcada mejoría en el estado clínico de las personas con colitis ulcerosa.
Ensayos clínicos en la enfermedad de Crohn demostraron que los suplementos que suministran 50 mil millones de organismos por día o más, mejoran la salud intestinal.
En un ensayo, el alivio fue tan notable para dos personas que pudieron interrumpir la medicación con glucocorticoides.
Otras investigaciones sugieren que los probióticos pueden eliminar la probabilidad de desarrollar cáncer colorrectal, una preocupación importante para los pacientes con EII.
Otro organismo que ha demostrado ser muy prometedor en el síndorme de intestino irritable es Saccharomyces boulardii – una levadura probiótica.
Varios ensayos han demostrado la eficacia de S. boulardii para mejorar la diarrea infecciosa y otros problemas gastrointestinales.
Además, específicamente relevante para la EII, S. boulardii parece modular la respuesta inflamatoria en el epitelio intestinal, reduciendo el TNF-α y la IL-6.
Este mismo estudio demostró que S. boulardii promueve la reparación del tejido intestinal y la tolerancia inmune en muestras de células de pacientes con EII.
S. boulardii es capaz de reducir la permeabilidad intestinal en los pacientes con enfermedad de Crohn cuando se añade a la terapia convencional.
La suplementación con S. boulardii parece generalmente segura y eficaz en una variedad de estados patológicos.
Ácidos grasos omega-3 ayudan en la remisión de los brotes de colitis ulcerosa
Los dos ácidos omega-3 más destacados, el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), se encuentran en peces de agua fría.
Los ácidos grasos omega-3 son potentes agentes inmunorreguladores que reducen las citoquinas inflamatorias circulantes y disminuyen la citotoxicidad de las células asesinas naturales.
Además, en un estudio en animales, el ácido α-linolénico (un ácido graso omega-3 derivado de plantas) suprimió la expresión de moléculas de adhesión, que son importantes en la inflamación, las respuestas inmunitarias y en los eventos de señalización intracelular.
En ensayos clínicos, la suplementación con aceite de pescado mejora el perfil de ácidos grasos en pacientes con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, y se asocia con niveles más bajos de mediadores inflamatorios.
Estos cambios tienen cierta correlación con la remisión de los brotes de la enfermedad.
El aceite de pescado también puede reducir la dosis de glucocorticoides necesarios para causar una remisión.
Se ha demostrado que el aceite de pescado con cubierta entérica es útil en pacientes con enfermedad de Crohn al reducir la tasa de recaída.
La mayoría de las personas tenemos relaciones poco saludables entre el omega-6 y omega-3 en la sangre – un desequilibrio fuertemente asociado con enfermedades inflamatorias intestinales.
Es recomendable que la proporción de omega-6 a omega-3 se mantenga por debajo de 4: 1 para una óptima salud.
Esto puede ser especialmente importante para los pacientes con IBD.
Otros inmunomoduladores e anti inflamatorios
Para acortar el tema, menciono el nombre de otros potentes inmunomoduladores como ser la vitamina D, la curcumina, boswellia, ajenjo, gel de aloe, selenio, butirato, L-Carnitina y la glutamina.
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