Revisión sobre los hechos conocidos de la enfermedad de Alzheimer, incluidas algunas de las investigaciones en curso que conectan la enfermedad de Alzheimer al estrés oxidativo.
Parte 1 de la serie Estrés oxidativo: ¿Qué es y cómo afecta la salud?
Parte 2 de la serie Diabetes: El enlace con el estrés oxidativo
La mayoría de nosotros tenemos un amigo, padre o abuelo que tiene, o tenía, la enfermedad de Alzheimer, así tan frecuente es.
De hecho, en la actualidad es la sexta causa de muerte en Estados Unidos.
Es triste ver como van olvidando la familia, el hogar y todo lo que vivieron en su vida.
También a menudo escucho a personas que cuidan de sus padres ancianos con demencia o enfermedad de Alzheimer, de lo difícil que es observar como un ser querido se deteriora.
Un informe reciente mostró que los costos asociados con el cuidado de los pacientes de Alzheimer supera los costo de la enfermedad cardíaca y del cáncer, con el agravante de no estar cubierto por seguro alguno (1).
Con todo esto, el cuidado por parte de los cuidadores aumenta en importancia y ha demostrado, en estudios, ser sumamente beneficiosa (2).
Después de conocer tales experiencias, no es raro empezar a preocuparse por la probabilidad de llegar a sufrir Alzheimer en carne propia.
Por desgracia, es mucho más que un temor infundado: Se espera que la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer se incremente en un 40% en los próximos 10 años (3).
Asusta ¿no?
Sin embargo, la parte más aterradora es que, a pesar de que mucha gente habla de ello y la preocupación por sufrir dicha enfermedad, hasta la fecha, sus raíces siguen esquivando a la comunidad médica.
Los médicos ni siquiera saben exactamente por qué o cómo algunas personas la padecen y otras no.
Además, en la actualidad, a los investigadores médicos aún les falta por descubrir un biomarcador (algo que nos permita probar fácilmente en la sangre o en la orina) para ayudar a identificar si alguien tiene la enfermedad, por lo que en la actualidad seguimos identificando la enfermedad principalmente por el deterioro cognitivo.
Y por si fuera poco, todavía no existe un tratamiento para detener la enfermedad, aunque los investigadores están estudiando a un ritmo frenético con la esperanza de encontrar una cura.
Los investigadores están encontrando que la razón médica subyacente para el Alzheimer es probablemente una combinación de factores.
Parcialmente se debe a influencias genéticas que predisponen a algunas personas hacia ella (y en una edad anterior), pero cada vez más y más investigaciones están demostrando que la dieta, el estilo de vida y los factores ambientales también juegan un papel en si somos o no susceptibles a la enfermedad.
Ahí es, en mi opinión, donde se podría encontrar la solución.
Una persona, por ejemplo, que fume durante más de 40 años, dedicado durante toda su vida a la agricultura, por lo general expuesto a los pesticidas (incluso con historial de hospitalización por toxicidad de plaguicidas), las probabilidades de que sufra Alzheimer son enormes.
A pesar de no tener el mismo grado de exposición a toxinas como dicha persona, a veces me pregunto si la exposición a bajo nivel durante toda la vida también podría aumentar el riesgo.
Al parecer, los investigadores están buscando respuesta a esa misma pregunta.
Esto se debe a que ahora sabemos que podemos influir en la forma en que nuestra genética juega al abordar nuestra exposición al estrés, incluidos por supuesto el estrés alimenticio, físico, emocional y ambiental.
Un campo de investigación nuevo llamado epigenética.
Enfermedad de Alzheimer y estrés oxidativo
Resulta que muchos de los mismos factores de la dieta, del estilo de vida y ambientales que afectan a nuestros genes también contribuyen a nuestra exposición al estrés oxidativo.
Así que cuando se trata de prevenir la enfermedad de Alzheimer, abordar el estrés oxidativo es el camino a seguir.
En el presente artículo y los dos siguiente de la serie, verás cómo el estrés oxidativo juega un papel en la enfermedad de Alzheimer, y qué tipo de acciones puedes hacer para minimizar el riesgo de contraer la enfermedad y aliviar los síntomas si padeces o alguien en tu familia ya esta sufriendo la enfermedad.
Si no estás familiarizado con el estrés oxidativo, es posible que desees comenzar por leer este artículo que explica cómo la oxidación dentro de nuestras células las daña y conduce a muchos problemas de salud comunes.
Esta entrada se va a enfocar en lo que conocemos y desconocemos acerca de la enfermedad de Alzheimer, así como en algunas de las muchas ideas erróneas que tienen las personas sobre la enfermedad.
Los hechos sobre la enfermedad de Alzheimer
Comencemos por revisar algunos hechos:
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El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que daña las células cerebrales
Comienza causando pérdida de la memoria a corto plazo (la incapacidad por recordar algo que acaba de aprender o escuchar), posteriormente provoca la pérdida de la memoria a largo plazo.
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El daño causado por la enfermedad de Alzheimer se divide en tres categorías:
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Placas
Las placas son grumos pegajosos de proteínas amiloides que rodean las células nerviosas en el cerebro.
Cuando se desarrollan, dificultan la comunicación de las células entre sí. Estos cables cruzados envían mensajes entre las células mal dirigidos que puede llevar a confusión y desorientación. -
Embrollos u ovillos neurofibrilares
Los embrollos ocurren cuando una proteína llamada tau se enreda dentro de las células nerviosas del cerebro.
Cuando tau funciona correctamente, actúa como una vía de ferrocarril en movimiento nutriendo las células nerviosas.
Pero cuando se tuerce, los embrollos impiden que nutrientes vitales lleguen a donde se supone que deben llegar. Como resultado, las células nerviosas mueren.
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Inflamación
Esto se refiere a los procesos inflamatorios en y alrededor de las células nerviosas. Con el tiempo, las células crónicamente inflamadas sufren daño.
La inflamación (y las citoquinas asociadas con ella) es provocada por las placas y el daño celular por los embrollos.
La inflamación (y los anticuerpos incluso auto-inmune) en el cerebro también es desencadenada por neurotoxinas si/cuando son capaces de pasar a través de la barrera hematoencefálica comprometida, una membrana selectivamente permeable que sólo debe permitir el paso de los nutrientes al cerebro (4).
En última instancia, todo esto se traduce en, y es el resultado del estrés oxidativo.
Las tres clases de daños contribuyan a la pérdida de comunicación entre los nervios, dificultando el viaje de los mensajes entre las células cerebrales.
Esto hace que sea difícil que las células se comuniquen entre sí.
Así que si estás tratando de recordar algo y las células de la memoria no pueden acceder al mensaje, se muestra como una pérdida de memoria. -
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El Alzheimer es el tipo más común de demencia
Es más frecuente entre las mujeres, y aunque la edad promedio de inicio es de 65 años, hasta un 5% de las personas con la enfermedad tienen inicio temprano en sus 40 o 50 años.
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A medida que la enfermedad progresa, por lo general más de tres a nueve años (a veces más), es común experimentar pérdida de motivación, cambios de humor, desorientación, dificultad para hablar, y, finalmente, incapacidad para completar las tareas diarias, la pérdida de las funciones corporales, y en última instancia, muerte.
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En la década de 1990, los investigadores asociaban primero la enfermedad de Alzheimer con un gen (APOE e4) y la acumulación de placa.
Luego, en octubre del 2015, hicieron otro descubrimiento sobre el gen (IL1RAP), que influye en las citoquinas, en la inflamación y en el sistema de eliminación de basura del cerebro (microglia), el cual esta aún más asociada con la placa. (5, 6)
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Aunque todavía no existe ninguna evidencia sólida de que la degeneración causada por la enfermedad de Alzheimer se pueda revertir, algunas investigaciones han demostrado que la degeneración puede, en algunos casos, prevenirse y/o retrasarse.
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La mejor manera de prevenir el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer es haciendo cambios en el estilo de vida y en el medio ambiente (como las que vamos a conocer en la próxima entrada).
Estos cambios protegen el sistema nervioso y las células del cuerpo del estrés oxidativo.
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La investigación actual indica que el estrés oxidativo juega un papel importante en la progresión de la enfermedad de Alzheimer (7, 8, 9, 10, 11).
- Todavía no existe una cura para la enfermedad de Alzheimer.
¿Es la conexión entre el Alzheimer y el aluminio un mito?
En década de los 60’s y 70’s, se pensaba que la causa principal de la enfermedad de Alzheimer se debía a la sobre-exposición al aluminio.
De hecho, muchas personas se quedaron pensando que cocinar en ollas y sartenes de aluminio, y beber en latas de aluminio era el mayor factor de riesgo.
No obstante, los estudios condujeron a los investigadores a pensar que el aluminio en realidad no era una de las principales causas, por lo que se mantuvieron/mantienen en la búsqueda de respuestas.
Ha tomado décadas, pero ahora la investigación apunta a que la causa de la enfermedad de Alzheimer es mucho más grande y más penetrante que la simple exposición al aluminio.
No obstante, reducir la exposición al aluminio nunca viene mal.
Ahora se piensa que el estrés oxidativo es el principal sospechoso, el cual se incrementa debido a muchas fuentes potenciales, entre ellas:
- Estrés (12).
- Los niveles de azúcar en la sangre (13).
- Fugas de neurotoxinas a través de la barrera hematoencefálica (14).
- Intestino permeable y disbiosis (microbioma desequilibrada – bacterias en el tracto digestivo) (15, 16).
- sobre-exposición a metales, como el aluminio, y toxinas (17).
Cuando se piensa en ello, a menudo comprendemos que estamos expuestos a las toxinas y a los metales en niveles bajos durante todo el día, todos los días.
Ese es el problema!
Estas toxinas se acumulan en nuestros cuerpos y aumentan el estrés oxidativo. Si podemos tomar medidas para reducir el estrés oxidativo entonces seguramente podemos reducir el riesgo de padecer Alzheimer.
Factores de riesgo claves y cambios que puedes hacer
Ahora que tenemos una mejor idea de lo que es el Alzheimer, y lo que no lo es, estamos listos para mirar los principales factores de riesgo para el estrés oxidativo, la dieta y el medio ambiente, y algunos cambios que puedes hacer para reducir tu exposición a los mismos.
Eso es lo que veremos en la parte 2 de esta mini-serie sobre la enfermedad de Alzheimer y su relación con el estrés oxidativo.
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En dicho artículo, verás en profundidad acerca de dos de las principales fuentes de estrés oxidativo en nuestra vida cotidiana: Los niveles de azúcar en la sangre y las toxinas ambientales.
Luego, en la tercera parte de esta miniserie, conocerás los suplementos, hierbas y nutrientes que realmente pueden prevenir la enfermedad de Alzheimer.
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Demuestra que estas vivo, Por favor cuéntame más sobre tu experiencia con la enfermedad de Alzheimer en los comentarios.
Lo más importante…Tu salud
Fuentes:
1. The Burden of Health Care Costs for Patients With Dementia in the Last 5 Years of Life.
2. The Journal of the Alzheimer’s Association.
4. Add Alzheimer’s disease to the list of autoimmune diseases.
5. Sex modifies the APOE-related risk of developing Alzheimer disease.
9. Alzheimer Disease and Oxidative Stress. J Biomed Biotechnol.
10. Oxidative stress hypothesis in Alzheimer’s disease.
11. The Role of Oxidative Stress in Alzheimer’s Disease.
12. Short-term modern life-like stress exacerbates Aβ-pathology and synapse loss in 3xTg-AD mice.
13. Type 3 diabetes is sporadic Alzheimer׳s disease: mini-review.
14. Matrix Metalloproteinase in Blood-Brain Barrier Breakdown in Dementia.
15. Elevated fecal calprotectin in patients with Alzheimer’s dementia indicates leaky gut.
16. Alzheimer’s disease and the microbiome Front Cell Neurosci.