El hígado es la glándula / órgano más grande que poseemos y lleva a cabo muchas funciones importantes, los problemas hepáticos pueden ser señales del deterioro en su funcionamiento.
Entre las tres funciones principales, cabe destacar la producción de bilis para ayudar a la digestión, depuración de toxinas de la sangre y eliminación de glucosa con el fin de llenar las reservas de energía del cuerpo.
Para mantener la buena salud, es esencial un hígado sano. La dieta, el ejercicio y el sueño tienen una fuerte influencia en la función óptima de dicho órgano.
Cuando se deteriora el funcionamiento del hígado, los problemas hepáticos se manifiestan en diversas partes del cuerpo.
Hay diferentes tipos de problemas en el hígado.
Los más comunes incluyen hígado graso, hepatitis, cálculos biliares, enfermedad quística y cirrosis.
Cuanto antes se detecten los síntomas de enfermedad en el hígado, antes puede recibir tratamiento y lograr su recuperación al completo.
Por si no lo sabías, el hígado tiene una capacidad de regeneración por demás increíble, propiedad de la que no disfrutan la mayoría de nuestros órganos.
10 Síntomas de problemas hepáticos
Los siguientes son síntomas que podría indicarte la necesidad de consultar al médico.
1. Aumento de la sensibilidad de la piel
Si se interrumpe la función desintoxicante del hígado, las toxinas en la sangre y debajo de la piel, aumentan.
Esto puede conducir a picazón, sequedad e hipersensibilidad.
A menudo, los problemas de la piel son visibles a simple vista.
Los síntomas por lo general suelen ser aliviados con cremas hidratantes.
Sin embargo, para una verdadera mejoría, el hígado debe ser desintoxicado.
2. Fatiga general y cansancio
El hígado descompone los nutrientes de los alimentos para obtener energía para las tareas diarias.
Si el hígado sufre daño, tanto sus funciones como la de otros órganos, se ven forzadas a trabajar más con el fin de obtener energía de los alimentos.
Esto a menudo conduce a fatiga general, falta de energía y al aumento en los periodos de descanso.
Cansancio y fatiga son a menudo resultado de la acumulación de productos tóxicos en la sangre, que no son eliminados adecuadamente por daño en el hígado.
3. Náuseas y vómitos
El daño hepático a menudo conduce a una sensación persistente de náuseas.
Esto es causado por el mal procesamiento de las toxinas en el hígado.
Las toxinas no metabolizada interfieren con los procesos digestivos y metabólicos, lo que produce molestias, nauseas y vómitos.
Si se producen náuseas y vómitos sin causas aparentes conocidas, problemas hepáticos o renales pueden ser la razón.
Otras causas de las náuseas y los vómitos son las migrañas, mareo, intoxicación alimentaria o los primeros meses del embarazo.
4. Pérdida del apetito
Por alteración de la producción de bilis en el hígado a menudo el apetito disminuye.
La bilis ayuda a descomponer las grasas para que puedan ser digeridas.
Cuando la comida no se digiere adecuadamente, a menudo ocasiona pérdida de apetito y pérdida acusada (severa) de peso.
La pérdida de apetito es una indicación precoz de daño en el hígado.
5. Problemas digestivos
El hígado juega un papel activo en y durante la digestión.
Produce bilis, facilitando la absorción de nutrientes por el intestino delgado y para la digestión de las grasas.
Los problemas hepáticos pueden causar trastornos digestivos tales como diarrea y malestares estomacales.
Cuando la producción de bilis es muy pobre, la hinchazón, el estreñimiento, el síndrome del intestino irritable y cálculos biliares pueden ser consecuencias directas.
A menudo la hipersensibilidad aumenta en relación con alimentos grasos y el alcohol.
Si además el daño hepático es de consideración a menudo se produce dolor abdominal intenso.
6. Coloración amarillenta de la piel
Una de las primeras señales de daño hepático es la ictericia.
La ictericia se produce debido a la acumulación de bilirrrubina en los tejidos corporales y la sangre.
La bilirrubina es un pigmento amarillo, que se termina de formar en el hígado procedente del reciclado de células rojas degradadas.
Cuando la bilirrubina se acumula en el torrente sanguíneo, la piel, los ojos, la lengua, las uñas y los dedos muestran un tono amarillento.
La ictericia también puede ser un indicio de lesión grave de la vesícula biliar o el páncreas.
7. Cambios en el color de la orina
Si la orina a pesar del apropiado consumo de líquidos tiene un color más oscuro, puede ser indicativo de enfermedad hepática.
Las tonalidades de la orina de color oscuro pueden ser naranja, amarilla o marrón.
El cambio en el color de la orina es causada por un aumento de la bilirrubina en la sangre. Esto ocurre cuando el hígado es incapaz de eliminar el pigmento biliar a través de los riñones.
La orina oscura también puede ser causada por deshidratación, consumo excesivo de suplementos de vitamina B, déficit enzimático, efectos secundarios de los antibióticos, infecciones del tracto urinario y problemas renales.
8. Cambios en el color de las heces
La inflamación (hepatitis) o cicatrización (cirrosis) del hígado afectan la producción de bilis.
En un hígado que funciona de forma óptima, las heces reciben la bilis necesaria, y muestran un color marrón normal.
Si la producción de bilis es deficitaria, las heces son descoloridas, pálidas o de color arcilla.
En la medida que sea frecuente un color pálido o arcilla en las heces, mayor es el riesgo de daño hepático.
9. Cambios en la zona abdominal
Dolor frecuente, retortijones e hinchazón en la zona inferior del abdomen a menudo conducen a una sensación de distensión abdominal.
Estos son también los síntomas típicos de ascitis, acumulación de líquido en la cavidad abdominal, que se desarrolla debido a enfermedad hepática avanzada o cirrosis.
A menudo, se trata de otros síntomas, tales como hipertensión portal (aumento de la presión sanguínea en la vena porta del hígado).
La ascitis puede ser causada debido a enfermedades que no tienen relación con el hígado. Para un diagnóstico preciso, la consulta con el médico es sin duda la mejor opción.
10. Retención de líquidos
El daño hepático modifica la secreción de minerales que regulan los fluidos.
Esto puede ser similar a la retención de líquido por ascitis y la hinchazón en los pies.
Otras causas de retención de líquidos son trastornos hormonales, enfermedades del corazón, problemas renales y problemas linfáticos.
Hay varios síntomas que pueden indicar daño hepático.
Mientras más síntomas sean detectados, mayor será la probabilidad de daño en el hígado.
En este caso, el hígado debe ser examinado por un médico.
Para fortalecer el funcionamiento óptimo del hígado y acelerar su regeneración, es importante evitar las cosas que dañan el hígado y en su lugar procurar mimar dicho órgano.
Consejos para aliviar / fortalecer el hígado
- Incluir en la dieta ajo, cúrcuma, frutos secos, pomelo o toronjas, remolachas, manzanas, brócoli, aguacate y limón.
- incluir alimentos probióticos en la dieta para favorecer el transito intestinal y la eliminación de toxinas.
- Beber de 2 a 3 tazas de té verde a diario.
- Consumir alimentos ricos en vitamina C, protegen al hígado del daño oxidativo.
- Adoptar en la vida cotidiana distintas clases de actividades físicas como estiramiento, senderismo, jogging o natación.
- Tomar medidas para controlar el estreñimiento. En caso de estreñimiento, las toxinas permanecen en el cuerpo más tiempo de la cuenta y envenenan al organismo.
- Mantener la glucosa en la sangre, el colesterol y los niveles de triglicéridos en niveles saludables y bajo control.
- Reducir el consumo de alimentos procesados, comidas rápidas, productos lácteos y alimentos con azúcar refinada.
- Evitar el cigarrillo y el alcohol.
- Reducir el consumo de proteína animal y sal.
Últimas palabras en torno a los problemas hepáticos
Un hígado sano es muy importante para la salud general.
Cuanto más rápido se trata el daño hepático, el hígado puede regenerarse y recuperarse más rápido.
Además de tratar el hígado, hay que enfocarse en reparar el intestino, factor muy importante.
Las toxinas solo pueden eliminarse a través de un intestino sano, lo que contribuye a evitar consecuencia graves para el organismo.
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