El absceso hepático es una enfermedad inflamatoria caracterizada por la formación de una cavidad llena de pus en el hígado.
Las causas son otras enfermedades o daño primario.
Pero, en el 10% de los casos, la formación de abscesos en el hígado sigue sin estar clara
Se manifiesta por dolor en el hipocondrio derecho, fiebre, ictericia de la piel.
Para el diagnóstico es necesario un exhaustivo historial médico, exámenes varios, ultrasonido del hígado, y el uso de métodos de investigación auxiliares.
El tratamiento puede ser conservador (tratamiento con antibióticos) o quirúrgico (abrir un absceso).
El pronóstico de la enfermedad con tratamiento temprano es favorable.
Absceso hepático
El absceso del hígado es una enfermedad destructiva capaz de causar necrosis y formar una cavidad llena de pus.
La enfermedad es secundaria, es decir, surge como resultado de otras enfermedades.
Hasta la fecha, se han identificado muchos factores que causan abscesos en el hígado, pero los más significativos son: apendicitis, colelitiasis y sepsis
Los abscesos hepáticos son bastante difíciles de diagnosticar, razón por la cual, se debe recurrir a los métodos de detección más avanzados.
La implementación activa de métodos modernos, como MRI, MSCT y otros, ha facilitado el diagnóstico de los abscesos hepáticos.
Además, se están actualizando los métodos de tratamiento, debido a que la frecuencia con que se encuentran abscesos hepáticos va en aumento.
Los cirujanos recurren al drenaje laparoscópico o con aguja fina y las operaciones de laparotomía avanzada van quedando para aquellos casos sumamente complicados.
En gastroenterología, hay varias clasificaciones de esta enfermedad. Se distinguen entre abscesos hepáticos únicos y múltiples.
Se puede hablar de absceso hepático del lóbulo izquierdo o derecho, según la zona dónde se originan.
Según la etiología, los abscesos se clasifican en bacterianos y parasitarios.
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Causas del absceso hepático
Los abscesos del hígado pueden ser primarios o secundarios. los expertos interpretan esta división de múltiples maneras.
Algunos especialistas hablan sobre el foco primario de infección. Otros sobre la presencia o ausencia de cambios en el tejido hepático antes del inicio del absceso hepático.
Sin embargo, todos están de acuerdo en que la causa del inicio de un absceso primario generalmente es desconocido.
Los abscesos secundarios se dividen según la infección en el hígado:
- A lo largo de los conductos biliares: con colecistitis, colangitis, colelitiasis, cáncer de las vías biliares.
- En los vasos sanguíneos por sepsis.
- Contacto en la aparición de procesos inflamatorios en la cavidad abdominal: apendicitis, diverticulitis , colitis ulcerosa en personas con inmunodepresión.
Además, el agente infeccioso puede entrar en las lesiones hepáticas.
Ya sea durante la cirugía hepática, por infección en quistes hepáticos (parasitarios y no parasitarios), o por focos de descomposición tumoral y granulomas específicos del hígado.
La principal condición para la formación de un absceso en el hígado es una disminución de la inmunidad general y local, es decir, un sistema inmune débil.
La formación de un absceso puede ser causada por distintos patógenos:
- Estreptococos hemolíticos (con mayor frecuencia).
- Staphylococcus aureus.
- Enterobacterias.
- Escherichia coli.
- Klebsiella.
Cualquiera de ellos puede iniciar este proceso, así como microorganismos anaeróbicos.
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Por lo general, acompañada de la pus, se distingue una flora mixta.
Los hombres sufren esta enfermedad más a menudo, que las mujeres.
En este caso, las amebas son la causa más común en el grupo de edad de 20-35 años, y las bacterianas se presentan con mayor frecuencia después de los 40 años.
Síntomas de absceso hepático
La formación de un absceso en el tejido hepático generalmente se caracteriza por aparición de dolor en el cuadrante superior derecho.
Puede llegar a irradiarse debajo de la escápula o hacia el hombro derecho.
El síndrome de dolor se acompaña de sensación de pesadez, que aumenta cuando el paciente se acuesta sobre su lado derecho.
La intensidad del dolor puede disminuir en la posición del lado derecho con las rodillas apretadas contra el pecho.
El dolor es sordo y constante.
El tamaño del hígado aumenta, hasta el punto de sobresalir por debajo del arco costal.
Al palpar el hígado o presionar sobre el hipocondrio en la ubicación del absceso, se puede sentir dolor considerable.
Puede alterar el organismo hasta el punto de causar fenómenos dispépticos:
- Disminución o falta de apetito.
- Náuseas.
- Flatulencia.
- Heces blandas (diarrea ).
La temperatura sube a cifras febriles (por encima de 38 ° C), escalofrío en los pies, aparición de piel de gallina.
Existen fenómenos de intoxicación grave, taquicardia y sudores fuertes.
La pérdida de peso suele ser la única queja en las primeras etapas del desarrollo del absceso, y por lo tanto, el diagnóstico en las primeras etapas es difícil.
Complicaciones causadas por los abscesos hepáticos
La peculiaridad principal de los abscesos hepáticos es que a menudo están enmascarados por una enfermedad subyacente, debido a la cual se desarrolló el absceso.
Por lo tanto, desde el inicio de la formación del absceso hepático hasta su diagnóstico, a menudo pasa mucho tiempo.
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El pronóstico del desarrollo del absceso hepático puede ser extremadamente desfavorable si no se toman todas las medidas posibles para su tratamiento.
Consecuencias de un absceso hepático sin tratamiento:
-
Peritonitis, sepsis, que surge debido a la ruptura del absceso y la salida de pus hacia la cavidad abdominal o pleural, la cavidad pericárdica, los órganos vecinos (intestinos, estómago), tejidos necróticos en la cavidad abdominal.
-
Absceso subdiafragmático debido a la acumulación de pus bajo la cúpula del diafragma.
-
Pericarditis, obstrucción en el pericardio del corazón debido a la entrada de pus en la bolsa pericárdica.
-
Ascitis, acumulación de líquido en la cavidad abdominal, (por comprensión del hígado).
-
Sangrado debido a una mayor presión en el sistema de venas del cuello.
-
Abscesos en las estructuras cerebrales.
-
Embolia séptica en las arterias pulmonares.
Desarrollo de fístulas en los pulmones y en la pleura debido a la penetración del absceso de amebas en la cavidad pleural.
En etapas posteriores, puede desarrollarse ictericia en las membranas mucosas y en la piel.
El desarrollo de sepsis con formación de abscesos en otros órganos (pulmones, cerebro, riñones, etc.).
Diagnóstico del absceso hepático
Para el diagnóstico oportuno de esta enfermedad, el historial médico es de gran importancia.
Por ejemplo, la existencia en el paciente de focos crónicos de infección, así como su historial de:
- Enfermedades infecciosas graves.
- Tumores.
- Cirugías.
- Lesiones.
Es necesario averiguar qué asocia el paciente con la aparición de las quejas, cuándo aparecieron y cómo ha cambiado su carácter desde el inicio.
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En pruebas de laboratorio, generalmente se observan cambios característicos de enfermedades inflamatorias:
- Disminución de hemoglobina y eritrocitos.
- Aumento del conjunto de leucocitos.
- Cambios en la fórmula leucocitaria.
En el análisis bioquímico de sangre, aumentan los indicadores que muestran daño al tejido hepático (AST, ALT, APF, bilirrubina ).
Para precisar el diagnóstico, se usan técnicas clásicas y modernas.
Al realizar la radiografía de los órganos de la cavidad abdominal, se puede detectar:
- Un segmento del hígado blanquecino con cierto nivel de líquido.
- Líquido en la cavidad pleural ( pleuresía reactiva ).
- Restricción de la movilidad del diafragma en la derecha.
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Métodos avanzados para el diagnostico de abscesos hepáticos
De acuerdo con la ecografía del sistema hepatobiliar, es posible detectar una cavidad llena de líquido y coágulos de pus, lo que determina el tamaño y topografía del hígado.
Simultáneamente, mediante el ultrasonido, es posible realizar una biopsia de aguja fina del absceso.
Lo que permite determinar la naturaleza del absceso hepático y la sensibilidad de la flora a los antibióticos.
Este procedimiento es terapéutico y diagnóstico, porque al mismo tiempo se drena el absceso del hígado.
En la actualidad, se están llevando a cabo diferentes estudios adicionales para mejorar el diagnóstico.
La MRI (Imagen por resonancia magnética) o MSCT (Tomografía computarizada multislice) de la cavidad abdominal permite determinar el número y la ubicación de los abscesos y su tamaño.
Además, ayuda a desarrollar tácticas óptimas de tratamiento y el respectivo plan de tratamiento.
Si hay dificultades para diagnosticar o imposibilidad de llevar a cabo estos estudios, es posible realizar angiografías y gammagrafía (por radioisótopos) del hígado.
Ambos métodos pueden revelar defectos en el suministro de sangre y acumulación de isótopos en el hígado, que corresponden a ubicación y tamaño del absceso.
En los casos más difíciles, se puede recurrir a la laparoscopia diagnóstica.
En este caso, se introduce un videoinstrumento especial en la cavidad abdominal, lo que permite examinar órganos, establecer el diagnóstico y, si es posible, drenar el absceso.
El diagnóstico diferencial del absceso hepático se realiza mediante:
- Absceso subdiafragmático.
- Pleuresía purulenta.
- Colecistitis purulenta.
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Tratamiento del absceso hepático
El tratamiento en cada caso se desarrolla individualmente. Si hay abscesos pequeños o múltiples, el tratamiento será conservador.
Se prescriben antibióticos de acuerdo con los cultivos y la sensibilidad de la microflora.
Con abscesos hepáticos de etiología (origen) amebiana se prescriben fármacos antiparasitarios.
El cultivo de pus permite aislar el patógeno en tan solo un 33% de los casos, razón por la cual se deben prescribir fármacos de tercera generación empíricamente, tales como:
- Cefalosporinas.
- Macrólidos.
- Aminoglucósidos.
Si es posible realizar el drenaje percutáneo de la cavidad, se instalan tubos de drenaje, a través de los cuales también se introducen soluciones antibióticas y antisépticas en la cavidad.
Si se requiere tratamiento quirúrgico, se debería intentar recurrir a procedimientos mínimamente invasivos (drenaje endoscópico).
Pero, si la localización es complicada, se prefiere una laparotomía clásica con abertura del absceso hepático.
A todos los pacientes se les asigna una dieta especial.
El tratamiento apropiado de la enfermedad, la causante de la formación del absceso, es obligatoria.
Los pacientes con este perfil son observados conjuntamente por un gastroenterólogo y un cirujano.
Si es necesario, un especialista en enfermedades infecciosas se puede involucrar.
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Pronóstico y prevención del absceso hepático
El pronóstico con un tratamiento adecuado y oportuno de un solo absceso hepático es favorable.
Hasta el 90% de los pacientes se recupera.
Con múltiples abscesos pequeños o la ausencia de tratamiento de una sola úlcera, las probabilidades del muerte del paciente son elevadas.
La prevención de esta enfermedad es la prevención de infecciones por amebiasis (especialmente la higiene personal).
Así como la detección y tratamiento oportuna de enfermedades que pueden conducir a la formación de abscesos hepáticos.
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