Los síntomas de las enfermedades del hígado son muy variadas, ello se debe a la versatilidad de las funciones de dicho órgano.
El hígado, localizado en la cavidad abdominal, se puede considerar tanto órgano como glándula, independientemente de ello, es el órgano más grande de nuestro humano.
Dicho órgano, entre sus múltiples funciones, se encarga de:
- Neutralizar las sustancias tóxicas que entran con sangre en el tracto gastrointestinal.
- Sintetizar las distintas sustancias proteicas más importantes de la sangre para formar glucógeno y bilis.
- Participar en la producción del líquido linfático, de ahí que su papel en el metabolismo sea crucial.
¿De qué dependen los síntomas de las enfermedades del hígado?
Con lesiones difusas en el hígado, los signos de insuficiencia de las células hepáticas aparecen en primer plano.
Los más comunes son:
Síndrome de dispepsia
Los sintomas se caracterizan por:
- Disminución del apetito.
- Sequedad y amargor en la boca.
- Sed y alteración del gusto.
- Intolerancia a los alimentos grasos y al alcohol.
Síndrome de astenia
Los sintomas se caracterizan por:
- Debilidad.
- Bajón notable en la capacidad de trabajo.
- Disturbio del sueño.
- Estado de ánimo depresivo, etcetera.
Otros síntomas debido a enfermedades del hígado
Distintos síntomas de daño hepático:
- Ictericia.
- Síndrome hemorrágico.
- Problemas relacionados con la temperatura corporal.
Con insuficiencia hepática-celular prolongada, hay signos de trastornos metabólicos, en particular de vitaminas: piel seca, visión borrosa en la oscuridad, etc.
Además:
- Síntomas asociados con la acumulación en el cuerpo de sustancias vasoactivas: telangiectasias menores, generalmente localizadas en la cara, cuello, manos.
- Eritema palmar (hiperemia con manchas simétrica den las yemas de los dedos y en las palmas).
- Menor índice de masa corporal.
- Alteraciones endocrinas, que se manifiestan por trastornos menstruales en las mujeres, atrofia testicular, disminución del deseo sexual, impotencia y ginecomastia en los hombres.
En muchas enfermedades del hígado se desarrollan síntomas de colestasis e hipertensión portal.
A menudo hay sensación de pesadez, presión y dolor en el hipocondrio derecho, causada bien por la expansión de la membrana fibrosa debido al aumento en el tamaño del hígado (ya sea por inflamación o por estancamiento de la sangre) o por daño directo.
Los defectos en el desarrollo del hígado (a excepción de los incompatibles con la vida humana) ocurren, por regla general de forma asintomática y no requieren tratamiento.
El daño al hígado puede ser cerrado y abierto (por heridas penetrantes en el tórax y/o abdomen), aislado o combinado (daño simultáneo a otros órganos).
Enfermedades del hígado
Se observan cambios difusos en el hígado en enfermedades como la hepatitis, incluido el virus de la hepatitis, la hepatosis pigmentaria hereditaria y la esteatosis del hígado, la cirrosis hepática, etc.
El hígado también se ve afectado por hemocromatosis, distrofia hepatocerebral, porfiria, glucogenosis y muchas otras enfermedades.
1. Fibrosis hepática
La fibrosis hepática (desarrollo excesivo del tejido conectivo del hígado) como proceso primario es extremadamente rara.
En la mayoría de los casos va acompaña de hepatitis, cirrosis y otras lesiones del hígado, ocurre en algunas intoxicaciones (por ejemplo, intoxicación por cloruro de vinilo), o puede ser congénita.
La fibrosis congénita primaria del hígado es una enfermedad hereditaria.
Clínicamente, puede aparecer a cualquier edad, principalmente como síntoma de hipertensión portal intrahepática.
Para el diagnóstico, es crucial la investigación morfológica de muestras de biopsias hepáticas.
No existe un tratamiento específico, las medidas terapéuticas son sintomáticas y están dirigidas a combatir las complicaciones (hemorragia gastrointestinal, etc.).
2. Tuberculosis hepática
La tuberculosis del hígado es rara. El agente causante de la infección ingresa al hígado por hematogénesis.
Por lo general, el proceso va acompañado de la formación de granulomas tuberculosos, por ejemplo, en la tuberculosis miliar.
Es raro que los tuberculomas únicos o múltiples formados en el tejido hepático puedan calcificarse. Sin embargo, si es posible el desarrollo de colangitis tuberculosa.
En el cuadro clínico, los signos del proceso principal parecen ser la clave de la enfermedad, la sintomatología hepática no es muy marcada, pero es inestable.
Se puede observar ictericia, hepatitis y esplenomegalia.
Además, pueden haber casos de tuberculosis miliar que ocurren con aumento significativo en el tamaño del hígado y del bazo, ascitis e insuficiencia hepática.
Por otro lado, los indicadores bioquímicos de la sangre, pueden verse alterados.
3. Sífilis hepática
Tanto la sífilis secundaria como la terciaria, pueden causar problemas hepáticos.
La sífilis secundaria se caracteriza por cambios similares a los de la hepatitis debido a otros problemas.
Algunos síntomas debido a la sífilis hepática son:
- Aumento de tamaño y densidad del hígado.
- Por lo general hay desarrollo de ictericia.
- Hay aumento en la actividad del suero de la fosfatasa alcalina y, en menor medida, las aminotransferasas.
La sífilis terciaria se caracteriza por lesiones que reciben el nombre de «gomas», que pueden ser asintomáticas, a veces con dolor en el hipocondrio derecho y aumento en la temperatura corporal.
La cicatrización de las «gomas» causa una deformación rugosa del hígado, que puede ir acompañada de ictericia e hipertensión portal.
El agrandamiento del hígado se puede notar al tacto, con una superficie tuberosa (como el pavimento de adoquines).
También se puede detectar daño en el hígado en la mayoría de niños afectados de sífilis congénita.
El diagnóstico se logra teniendo en cuenta:
- Las respuestas del paciente a preguntas específicas del médico.
- Los resultados de estudios serológicos, los más importantes son los datos de laparoscopia con biopsia dirigida.
- El efecto positivo de la terapia específica.
4. Enfermedades parasitarias del hígado
El daño hepático causado por la mayoría de las enfermedades parásitarias no va más allá de la hepatitis reactiva en estado latente.
Es decir, se desarrollan procesos patológicos independiente en equinococosis, amebiasis, fascioliasis, opistorquiasis, ascariasis y otras serie de invasiones helmínticas.
Algunos parásitos o sus embriones, pueden penetrar en el hígado a través de la sangre o de los conductos biliares, su desarrollo da lugar a la formación de quistes.
Los quistes parasitarios aumentan gradualmente de tamaño hasta eclosionar, causando infecciones parasitarias en la cavidad abdominal. A menudo pueden evolucionar hasta absceso hepático.
El tratamiento para los quistes parásitarios, implica la eliminación del contenido del quiste y sus membranas, embriones o parásitos (con ascaridosis) mediante cirugía.
En caso de recaída, se necesita una segunda operación.
5. Quistes hepáticos
Los quistes hepáticos, de naturaleza no parasitaria, incluyen quistes verdaderos y falsos.
En los quistes verdaderos que se desarrollan a partir de los brotes distales de los conductos biliares, a diferencia de los falsos quistes, su interior está «forrado» con una capa de epitelio cilíndrico o cúbico.
Por lo general, está relleno con un contenido que puede ser transparente o turbio de un tono amarillento o marrón.
A veces es un mezcla que puede incluir bilis, colesterol, bilirrubina, mucina, fibrina, células epiteliales y ácidos grasos.
Los verdaderos quistes hepáticos en la mayoría de los casos son formaciones autónomas, pueden ser únicas (solitarias) o múltiples y se desarrollan muy lentamente, la ausencia de síntomas puede durar muchos años.
Pasados los años, cuando el quiste alcanza un gran tamaño, los pacientes comienzan a notar la sensación de pesadez en el hipocondrio derecho, con dolor que puede ser moderado.
Es posible detectar un quiste hepático mediante palpación del abdomen. Cuando el quiste es poliquístico el hígado aumenta de tamaño.
Las posibles complicaciones son:
- Hemorragia en la cavidad del quiste.
- Supuración del contenido del quiste hepático.
- Perforación de la pared del hígado.
Métodos de diagnostico para los quistes hepáticos
Los quistes del hígado, asociados a los conductos biliares hepáticos, son extremadamente raros y son de carácter congénito. Son agrandamientos en forma de quiste de los conductos biliares intrahepáticos grandes o pequeños (enfermedad de Caroli).
Los síntomas se detectan por muestras de colestasis, colelitiasis intra-hepático, colangitis crónica. La enfermedad se complica por sepsis, y la formación de abscesos hepáticos y del subdiafragma.
El diagnostico de los quistes hepáticos se logra mediante escintigrafía, ecografía, tomografía computarizada.
Los quistes superficiales del hígado se detectan mediante laparoscopia. Se puede sospechar de agrandamientos similares a quistes en pacientes jóvenes con ataques repetidos de colangitis y fiebre.
El pronóstico después de la cirugía del quiste es favorable.
Solamente los quistes grandes que sobresalen por encima de la superficie del hígado y presionan los órganos adyacentes se manifiestan clínicamente.
El diagnóstico precoz es difícil; Se aplican los mismos métodos de diagnóstico que para los quistes verdaderos.
Su tratamiento se sopesa debido al riesgo de complicaciones (supuración, rotura de la pared del quiste), extirpación de un quiste o resección hepática junto con el quiste.
6. Perihepatitis – Síndrome de fitz-hugh-curtis (SFHC)
La inflamación de la cápsula hepática o cápsula de Glisson puede desarrollarse en conexión con daño en el hígado y órganos adyacentes (vesícula biliar, peritoneo, etc.) o en conexión con la diseminación linfogena de la infección de órganos distantes.
Puede presentarse de forma aguda o crónica. Sus síntomas principales son incomodidad o dolor en la zona donde se ubica el hígado.
Al encapsularse, los órganos vecinos se vuelven más susceptibles al dolor ante el movimiento y conmociones cerebrales.
En algunos raros casos, puede haber signos de compresión de los conductos biliares o vasos sanguíneos cercanos.
La diagnosis de la peritonitis se logra mediante ayuda de radiografías y/o laparoscopia.
El tratamiento está dirigido a la enfermedad principal; también se utilizan procedimientos de fisioterapia.
Las lesiones en los vasos del hígado pueden afectar la red arterial y venosa del órgano.
La alteración de la arteria hepática se observa, por regla general, con aterosclerosis, periarteritis nodular y otras.
7. Infarto hepático
Un infarto del hígado se manifiesta por dolor repentino en el cuadrante derecho, con dolor y tensión muscular al tacto.
Los infartos masivos del hígado son acompañados por:
- Aumento en la temperatura del cuerpo.
- Ictericia que se desarrolla de forma rápida.
- Leucocitosis.
- Velocidad de sedimentación globular (ESR) elevada.
- Cambio de muestras funcionales que atestiguan fallos en el hígado.
El tratamiento está dirigido a la enfermedad principal, la insuficiencia hepática es una infección secundaria.
La enfermedad de la vena porta es de gran importancia clínica.
La trombosis de la vena porta (piletrombosis) es la más común, que se produce en más de la mitad de los casos de enfermedad hepática que llevan a un flujo portal más lento (cirrosis, etcétera.).
La piletrombosis generalmente es de carácter crónico, y se manifiesta principalmente por los síntomas de la hipertensión porta. El tratamiento es predominantemente operativo.
Una lesión relativamente rara, pero grave, de la vena porta es la pileflebitis.
De las enfermedades de las venas hepáticas la más importante es la enfermedad de Budd-Chiari, que se caracteriza por la obstrucción total o parcial de las venas hepáticas.
Lesiones en los conductos biliares intrahepáticos pueden ser congénitos:
- Atresia.
- Expansión focal, poliquística.
O adquiridos:
- Colangitis esclerosante primaria.
- Tumores.
Y, se manifiestan clínicamente principalmente en síntomas de colestasis. El tratamiento en la mayoría de los casos es operativo.
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