¿Hasta que punto aumenta el gluten la permeabilidad intestinal? ¿Debo evitar el gluten si padezco una enfermedad autoinmune?
¡La gliadina del gluten aumenta la permeabilidad intestinal en todas las personas!
Ya sean intolerantes o no al gluten e independientemente de si padecen enfermedades autoinmunes.
La permeabilidad intestinal es un factor clave para desencadenar reacciones inflamatorias y enfermedades autoinmunes, evitar el gluten podría marcar la diferencia en la salud.
La capacidad del gluten para facilitar el paso hacia el torrente sanguíneo, desde el tracto digestivo, de fragmentos de proteínas o antígenos capaces de desencadenar una respuesta del sistema inmune, se ha demostrado mediante estudios.
Una de las distintas funciones del intestino es servir de filtro, una ‘especie de barrera’ entre el exterior y el interior del cuerpo.
Es quien permite que los nutrientes fluyan hacia nuestras células.
Esta barrera es muy frágil, tiene un grosor de unos pocos micrones y una vida útil muy corta (cada seis días se renueva).
Nuestra salud, energía, sistema inmunológico, rendimiento y recuperación están directamente relacionados con el correcto funcionamiento del intestino.
El trípode intestinal es la piedra angular de la salud, el punto de partida de cualquier enfoque nutricional con miras a recuperar la salud.
Pero antes de entender las razones:
¿Cómo respondes a muchas de estas preguntas?
- ¿Sufres trastornos de las funcionales intestinales? Por ejemplo: malestar digestivo, distensión abdominal, alteraciones regulares de tránsito (diarrea, estreñimiento crónico, alternas diarrea/estreñimiento), colitis, inflamación intestinal
- ¿Padeces trastornos inflamatorios extradigestivos crónicos Como ser tendinitis, trastornos osteoarticulares, dolor muscular crónico.
- ¿Tienes una patología inflamatoria o trastornos de inmunidad? por ejemplo: bronquitis, asma, infecciones del oído, angina de pecho, sinusitis o rinitis frecuente, fiebre del heno, enfermedad celíaca, intolerancias alimentarias, alergias, artritis reumatoide, esclerosis múltiple, lupus, esclerodermia, enfermedad de Crohn, rectocolitis hemorrágica.
- Eres atleta y sufres trastornos digestivos al estrés y/o descanso?
- ¿Padece migrañas, síndrome de Meniere, acné, eczema, urticaria, esquizofrenia, autismo?
¡Entonces, continúa con la lectura, puesto que este artículo te va a permitir identificar las causas de los problemas de salud que sufres!
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El equilibrio intestinal es clave para disfrutar de salud
El equilibrio de nuestro organismo es clave para disfrutar de salud.
Equilibrio que se puede manifestar tanto en las hormonas, como en el sistema digestivo o cualquier otro sistema.
Todos deberíamos tener interés en el equilibrio intestinal, pero desafortunadamente muy pocos somos conscientes de los efectos directos de dicho equilibrio en nuestra salud.
Los artículos exagerados sobre el interés de los probióticos o en la eliminación a veces dogmática de ciertas proteínas dietéticas (leche de vaca, gluten) son legión.
Sin embargo, pocos de ellos explican los mecanismos científicos que avalan dicha eliminación.
Un tema de tanta importancia debe ser explicado sin pretensiones y con toda la moderación que requiere el caso.
Evitar el gluten podría prevenir la permeabilidad intestinal – Lo más importante que debes recordar
El equilibrio intestinal descansa sobre un «trípode»: (1)
La mucosa intestinal
La mucosa intestinal es una extensa área de intercambio considerable entre el entorno externo y el organismo.
Es el centro donde se asimila el agua y nutrientes mediante el uso de transportadores específicos.
Compuesta por enterocitos, células intestinales, esta membrana mucosa es muy frágil debido a un espesor de aproximadamente 1/40th de milímetros.
Sin embargo, muchos factores la pueden afectar:
- Masticación incorrecta.
- Dieta inadecuada (exceso de carbohidratos o proteína dietética).
- Estrés oxidativo.
- Consumo pobre de ácidos grasos Omega-3.
- Tomar medicamentos (antiinflamatorios, antibióticos, etcétera).
- Actividad física repetitiva (incluyendo el funcionamiento del pie asociado con la deshidratación), etc.
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La mucosa intestinal es un órgano para la digestión y la asimilación de nutrientes
Una vez realizado un trabajo de ‘carpintería digestiva’, el revestimiento intestinal será capaz de asimilar las diferentes familias de nutrientes:
- Vitaminas y minerales, que no han sido sometidos a la digestión como tales, pero se liberan de los alimentos digeridos por las enzimas.
- Los ácidos grasos y monoglicéridos de la digestión de grasa, que se utilizarán para reponer los triglicéridos por el cuerpo una vez que hayan cruzado la barrera intestinal.
- Aminoácidos y péptidos, pequeños fragmentos de proteínas compuestos de 2 a 3 aminoácidos y derivados de la digestión de proteínas.
- Monosacáridos de la digestión de carbohidratos: fructosa, glucosa y galactosa.
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En términos técnicos, hidroliza -bajo la acción de enzimas- los macronutrientes de los alimentos para:
- Permitirles cruzar la barrera intestinal.
- Ser transportados en la sangre a las células.
- Servir como componentes o combustibles a las diversas moléculas del cuerpo:
- Fosfolípidos (la estructura básica de las membranas celulares, incluidas las neuronas).
- Triglicéridos (la estructura básica de los lípidos almacenados principalmente en el tejido adiposo).
- Proteínas ( enzimas, neuromediadores, hormonas, péptidos, proteínas musculares, etc.).
- Glucógeno (una forma de almacenamiento de carbohidratos en el hígado y el músculo).
Basta con que uno de los factores sea alterado y todo el proceso será afectado.
El revestimiento o mucosa intestinal es un órgano barrera
Es decir, evita el paso de patógenos, toxinas y proteínas alimentarias hacia el entorno interior.
La membrana mucosa es un órgano que actúa como una «barrera» entre el ambiente interno del cuerpo y el lumen o luz intestinal.
Cuando todo está bien, impide el paso de patógenos o sus toxinas, así como el de las proteínas o péptidos alimentarios de naturaleza antigénica, o en cantidades suficientes como para causar una reacción.
En caos necesario, estas moléculas extrañas están expuestas al control del gran guardián del cuerpo: el sistema inmune.
El revestimiento intestinal, ¿Un segundo cerebro?
Y sí, nuestro intestino es un verdadero cerebro!
La mucosa intestinal también se llama a menudo «segundo cerebro» debido a la presencia de algunas de las 200 a 600 millones de neuronas y el número de conexiones nerviosas entre el cerebro y el intestino.
Un verdadero sistema integrador que consta de 200 a 600 millones de neuronas eferentes, neuronas aferentes e interneuronas.
El sistema nervioso entérico tiene una actividad independiente del sistema nervioso central, aunque se deriva de la cresta neural.
Las neuronas sensoriales entéricas tienen propiedades específicas: por ejemplo, son capaces de regular:
- La tensión y elasticidad de las paredes intestinales.
- La composición química del contenido del estómago y del intestino.
- Los niveles de ciertas hormonas en la sangre.
Además, existen muchas ramificaciones entre el sistema nervioso central y el sistema nervioso entérico.
El sistema nervioso entérico es la sede de producción de muchos neuromediadores.
También se menciona constantemente que cuando una conexión nerviosa va del cerebro al intestino, siempre regresa del intestino al cerebro.
Así, los vínculos entre las funciones nerviosas y el intestino son, por lo tanto, estrechos y cada vez más estudiados.
El sistema inmunitario
Entre un 70% – 90% del sistema inmunitario se origina en el intestino.
Es indispensable para la maduración óptima de las células inmunitarias, a cargo de dos roles cuya equilibrio es complejo:
- La defensa contra los patógenos.
- La tolerancia de las proteínas del organismo o ciertas proteínas dietéticas.
La flora intestinal o microbiota intestinal
Formada por más de 100 billones de bacterias, el intestino aloja 10 veces más células de las (células) que tenemos en el organismo.
Agrupadas bajo el nombre de flora o microbioma intestinal, estas bacterias juegan papeles esenciales:
- Limitan la implantación/colonización de agentes patógenos (virus, bacterias).
- Contribuyen a la síntesis de algunas vitaminas como B y K.
- Intervienen en el metabolismo del colesterol y los ácidos biliares.
- Participan en la regulación del tránsito y la digestión de la lactosa.
- Participan en la maduración del sistema inmunológico mediante la producción de mensajeros inmunes, las citocinas, necesarias para el equilibrio sutil entre la defensa y la tolerancia.
Evitar el gluten podría prevenir o minimizar el desequilibrio intestinal
Una vez que uno de los componentes del ‘trípode’ se altera, todo el equilibrio intestinal se alterará.
Por lo tanto, alteraciones en la flora intestinal o la agresión repetida de la mucosa pueden conducir a la llamada «hiperpermeabilidad intestinal«, causando un paso anormal de proteínas o péptidos alimentarios a través de la membrana mucosa.
Dependiendo de la predisposición genética y el nivel de exposición del organismo a estos antígenos, el sistema inmunitario puede reaccionar más o menos significativamente.
Algunas personas son capaces de tolerar las proteínas de los cereales.
En cambio, en otras pueden desencadenar reacciones, ya sean inflamatorias o inmunes de manera extremadamente variable.
Por lo tanto, los síntomas pueden extenderse desde la inflamación intestinal localizada hasta las enfermedades, incluidas las del tipo autoinmune.
Por ejemplo:
- Tendinitis crónica.
- Trastornos osteoarticulares.
- Colitis.
- Trastornos funcionales intestinales.
- Enfermedad de Crohn.
- Rectocolitis hemorrágica.
- Infecciones recurrentes de ORL y bronquitis (sinusitis, otitis, bronquitis, etc.).
- Migrañas.
- Síndrome de Meniere.
- Esclerosis múltiple.
- Fibromialgia.
- Artritis reumatoide.
Por supuesto, la hiperpermeabilidad intestinal combinada con una respuesta inadecuada del sistema inmunitario no es el único factor que puede causar estos trastornos o enfermedades.
Sin embargo, su asociación con los trastornos funcionales intestinales debe representar una alerta para el médico preocupado por la salud de sus pacientes.
Evitar el gluten – Leche de vaca y proteínas de cereales
Algunas proteínas dietéticas están particularmente involucradas en este mecanismo:
- La leche de vaca.
- Las proteínas de gluten que se encuentran en el trigo, el centeno, la cebada y la avena (y en todos sus productos derivados).
Estas proteínas tienen la particularidad de poseer una estructura antigénica fuerte.
Es decir, que pueden generar en el sistema inmunológico una posible reacción inmune y/o inflamatoria en determinadas personas.
No se trata de caer en la lógica dogmática criminalizando a los productos lácteos elaborados con leche de vaca, o incluso gluten, de todos los males.
Algunas personas son capaces de tomar leche de vaca o sus derivados sin sufrir problema alguno.
En relación al gluten, el tema es más complejo.
Ciertas personas son capaces de comer gluten hasta determinado nivel, una vez traspasan dicho nivel es cuando tiene problemas.
La reacción exacerbada a estas proteínas es principalmente el resultado de la suma de factores:
Inflamación intestinal (causante de la permeabilidad intestinal) sumado a la predisposición genética y/o alteración de la flora bacteriana.
¡La respuesta o reacción a la proteína es el problema más que la proteína!
En particular, el hecho de que estas proteínas se incorporaron tarde a la dieta humana, mientras que el genotipo humano llegó a su estado actual hace más de 40.000 años.
Las proteínas de la leche de vaca se han incorporado a la dieta humana, pero su composición nutricional está mal adaptada al genoma humano.
Alteraciones genéticas y hormonas en la leche
La crianza de las vacas también ha sufrido un proceso de industrialización tremenda.
Al día de hoy, se recurre a distintas practicas en la crianza del ganado vacuno que repercuten en nuestra salud.
Desde ser alimentadas con soja y cereales (gluten), hasta incluir hormonas para acelerar su desarrollo, hormonas que llegan a nuestro organismo vía leche de vaca.
El gluten del trigo consumido actualmente ha sido alterado estructuralmente como resultado de muchos cruces genéticos.
Así, el papel de las enzimas digestivas encargadas de procesar el gluten se vuelve complicado, puesto que son incapaces de reconocer su estructura actual.
En la práctica, si estás preocupado, el primer paso es buscar un médico con el fin de establecer un programa nutricional que se adapte mejor a tu situación.
El análisis de trastornos funcionales y patologías representará el principal medio de diagnóstico.
Las pruebas de laboratorio en busca de anticuerpos a veces pueden ser negativas a pesar de la existencia de hipersensibilidad alimenticia.
Medidas para controlar el aumento de la permeabilidad intestinal causada por el gluten
En general, el objetivo es procurar restaurar la integridad de la mucosa intestinal:
- Evitar puntualmente los alimentos responsables de la irritación intestinal (productos elaborados con cereales, legumbres, verduras de fibras duras, etcétera) antes de reintroducirlos progresivamente.
- Tomarse el tiempo para masticar bien, reequilibrar el consumo dietético de carbohidratos y proteínas.
- Hidratar bien (1.5 a 2L de agua / día).
- Procurar consumir nutrientes antioxidantes en cantidades adecuadas y ácidos grasos Omega-3, especialmente para los atletas regulares y/o en entrenamiento.
- Usar suplementos de glutamina y nutrientes protectores de la membrana mucosa como arcilla verde, cúrcuma, matricaria (manzanilla), nutrientes antioxidantes y té verde.
Recuperar el equilibrio de la flora intestinal a través de probióticos
Los criterios decisivos para elegir los probióticos, deberían ser:
- Las cepas bacterianas.
- El número de cepas bacterianas.
- El modo de consumo.
- Los medios implementados por el fabricante para garantizar su viabilidad en todo el vida útil del producto y durante la digestión.
Dependiendo de los trastornos funcionales y/o patologías existentes, es vital limitar o eliminar de forma puntual las proteínas de la leche de vaca para sustituirlas por productos a base de leche vegetal, de cabra u ovejas.
Así mismo, en determinados casos, eliminar o evitar el gluten podría estar justificado.
No obstante, lo ideal sería consultar con un profesional de la salud especializado en micronutrición capaz de determinar el nivel y cuánto tiempo va a estar la persona sin consumir gluten.
Espero que si has llegado hasta este punto puedas tomar una mejor decisión a si debes eliminar o evitar el gluten. 🙂
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