Los cálculos renales son cristales sólidos formados a partir de las sales en la orina. También son conocidos como piedras renales.
Los cálculos renales pueden bloquear el flujo de orina y causar infección, daño renal o incluso insuficiencia renal. Además, pueden variar de tamaño y ubicación.
El riesgo de cálculos renales es aproximadamente uno de cada 10 para los hombres y uno de cada 35 para las mujeres.
Después de desarrollar un cálculo renal, la probabilidad de desarrollar un segundo cálculo es entre cinco y 10 por ciento cada año.
Entre treinta y cincuenta por ciento de las personas con un primer cálculo renal desarrollaran un segundo cálculo dentro de los cinco años.
Después de cinco años, el riesgo disminuye.
Sin embargo, algunas personas siguen desarrollando piedras renales durante toda su vida.
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Tipos de cálculos renales
Existen cuatro tipos principales de cálculos renales:
- Los cálculos formados por calcio no utilizado por los huesos y músculos, combinados con oxalato o fosfato: estos son los cálculos renales más comunes.
- Cálculos que contienen magnesio y el producto de desecho amoniaco: estos se denominan cálculos de estruvita y se forman después de las infecciones de orina.
- Los cálculos formados por ácido úrico: a menudo son causados por comer cantidades excesivas de alimentos ricos en proteínas.
- Cálculos de cistina: son raros y hereditarios.
Síntomas de cálculos renales
Muchas personas con cálculos renales no tienen síntomas.
Sin embargo, algunas personas presentan síntomas, que pueden incluir:
- Dolor intenso en la espalda (también conocido como «cólico renal»), generalmente debajo de las costillas en un lado, que se irradia hacia el frente y a veces hacia la ingle. El dolor puede ser lo suficientemente intenso como para causar náuseas y vómitos.
- Sangre en la orina.
- Orina turbia o maloliente.
- Escalofríos, sudoración y fiebre: si la orina se infecta.
- Cálculos pequeños que se eliminan en la orina, a menudo causados por cálculos de ácido úrico.
- Sensación urgente de necesidad de orinar, debido a un cálculo en la salida de la vejiga.
Tratamiento para cálculos renales
La mayoría de los cálculos renales se pueden tratar sin cirugía.
El noventa por ciento de las piedras pasan solas en un plazo que desde las tres hasta las seis semanas.
En esta situación, el único tratamiento requerido es el alivio del dolor.
Sin embargo, en otras ocasiones, el dolor puede llegar a ser tan intenso hasta el extremo de necesitar ser hospitalizado e incluir medicamentos para aliviar cuando el dolor es muy fuerte.
Busca siempre atención médica inmediata si sufres cualquier dolor que sea fuerte.
Los cálculos pequeños en el riñón no suelen causar problemas, por lo que a menudo no es necesario eliminarlos.
Un médico especializado en el tratamiento de cálculos renales es la persona indicada para aconsejar sobre el tratamiento.
Si un cálculo no pasa y bloquea el flujo de orina o causa sangrado o una infección, entonces es posible que deba extraerse.
Las nuevas técnicas quirúrgicas han reducido el tiempo de hospitalización a tan solo 48 horas.
Los tratamientos incluyen:
1. Litotricia extracorpórea por ondas de choque (ESWL, por sus siglas en inglés)
Las ondas de ultrasonido se usan para desintegrar el cálculo renal en partes más pequeñas, que puedan eliminarse con la orina.
ESWL se usa únicamente para piedras cuyo tamaño no supera los 2 cm.
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2. Nefrolitotomía percutánea
Es el tratamiento indicado para cálculos renales cuyo tamaño supera los 2 cm.
Se hace un pequeño corte en la espalda y luego se usa un instrumento especial para extraer el cálculo renal.
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Extracción mediante endoscopio
Se inserta un endoscopio en la uretra, se pasa a la vejiga y de ahí hasta donde se encuentra el cálculo.
Esa maniobra permite que el médico pueda quitar o desintegrar el cálculo renal para que pueda ser expulsado con más facilidad.
Cirugía para las piedras biliares
Si ninguno de estos métodos es adecuado, es posible que deba extraerse el cálculo renal mediante cirugía tradicional.
Esto requerirá un corte en la espalda para acceder al riñón y al uréter para extraer el cálculo.
Medicamentos que evitan la formación o ayudan a disolver y a eliminar el material que forman los cálculos renales
Para la mayoría de las personas con cálculos de calcio recurrentes, una combinación de beber suficientes líquidos, evitar infecciones urinarias y un tratamiento específico con medicamentos reducirá o detendrá significativamente la formación de nuevos cálculos.
Ciertos medicamentos como los diuréticos tiazídicos o la indapamida reducen la excreción de calcio y disminuyen la posibilidad de otro cálculo de calcio.
El citrato de potasio (como Hydralyte, Pedialyte y Urocit-K) o zumos cítricos se usan para complementar el tratamiento con tiazidas y se usan solos para algunas condiciones cuando la orina es muy ácida.
Para personas que tienen un nivel alto de ácido úrico en la orina o que producen cálculos de ácido úrico, el medicamento alopurinol generalmente detendrá la formación de nuevos cálculos.
Causas de cálculos renales
Un cálculo renal puede formarse cuando los niveles de sustancias como el calcio, el oxalato, la cistina o ácido úrico en la orina son elevados.
Aunque pueden formarse incluso si estos químicos están en niveles normales.
Los medicamentos utilizados para tratar algunas condiciones médicas como la enfermedad renal o el cáncer también pueden aumentar el riesgo de desarrollar cálculos renales.
Un número pequeño de personas tienen cálculos renales debido a ciertas condiciones médicas que conducen a altos niveles de calcio, oxalato, cistina o ácido úrico en el cuerpo.
Diagnóstico de cálculos renales.
Muchos cálculos renales se descubren por casualidad durante los exámenes de otras condiciones.
Los análisis de orina y de sangre pueden ayudar a descubrir la causa del cálculo. Otras pruebas pueden incluir:
- Ultrasonido.
- Tomografías computarizadas.
- Radiografías, incluido un pielograma intravenoso (PIV), donde se inyecta un tinte en el torrente sanguíneo antes de tomar las radiografías.
Análisis de cálculos renales
Si expulsas un cálculo renal, recógelo y llévalo al médico para que sea analizado.
Su análisis puede ayudar a determinar de qué tipo es, qué causó su formación, qué tratamiento proporcionar y cómo prevenir la formación de más cálculos renales en el futuro.
Complicaciones debidas a los cálculos renales
Los cálculos renales pueden causar daño renal permanente.
Los cálculos renales pueden variar en tamaño desde un grano de arena hasta el de una perla o incluso más grande.
Pueden ser lisos o irregulares, y generalmente son de color amarillo o marrón.
Un cálculo renal grande puede atascarse en el tracto urinario, hasta el punto de bloquear el flujo de orina y puede causar un fuerte dolor.
Las piedras renales también aumentan el riesgo de infecciones urinarias y renales, lo que puede provocar la propagación de gérmenes al torrente sanguíneo.
Evitar la recurrencia de las piedras renales
Si has tenido un cálculo renal, algunos consejos que pueden ayudar a prevenir la formación de un segundo cálculo incluyen:
Hablar con el médico sobre la causa del cálculo que tuviste
Pedir al médico que verifique si los medicamentos que estás tomando podrían estar causando los cálculos renales. No suspendas los medicamentos sin antes hablar con el médico.
Lograr un tratamiento rápido y adecuado de las infecciones urinarias.
Evitar la deshidratación
Bebe suficientes líquidos para mantener el volumen de orina igual o superior a dos litros por día.
Esto puede reducir a la mitad el riesgo de desarrollar un segundo cálculo renal al reducir la concentración de sustancias químicas formadoras de cálculos en la orina.
Beber agua mineral está bien: no puede causar cálculos renales porque solo contiene oligoelementos de minerales.
Evitar beber demasiado té o café
Los zumos pueden reducir el riesgo de desarrollar piedras renales, particularmente arándanos naranjas y toronjas. Pídele consejos al médico.
Evita beber más de un litro por semana de bebidas que contengan ácido fosfórico, que se usa para dar sabor a bebidas carbonatadas como la cola y la cerveza.
Reducir el consumo de sal
Así puedes reducir el riesgo de cálculos que contienen calcio. No agregues sal al cocinar, basta con dejar el salero de la mesa. Elije alimentos procesados bajos en sal o sin sal.
Siempre habla con el médico antes de hacer cambios en la dieta.
Calcio dietético y cálculos renales
Solo debes reducir el consumo de calcio por debajo de la dieta normal si lo indica el médico.
La disminución del consumo de calcio solo es necesaria en aquellos casos cuando la absorción de calcio en el intestino es elevada.
No se ha demostrado que una dieta pobre en calcio sea útil para prevenir la recurrencia de cálculos renales y puede empeorar el problema de huesos débiles.
Las personas con cálculos renales que contienen calcio pueden tener un mayor riesgo de desarrollar huesos débiles y osteoporosis.
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